viernes, 30 de abril de 2010

El lenguaje en el aula según una escritora

Este es un artículo de Angela Pradelli, docente y escritora. Me parece muy interesante tanto para terapeutas como para docentes.
Lo comparto:

En la lengua se juega la identidad
Todo buen profesor sabe que, en el aula, cuando el lenguaje circula con vida entre docentes y alumnos, se construye una visión del mundo sostenida en la subjetividad de cada uno. La libertad es entonces la herramienta clave del aprendizaje.


Hace cinco años, en el marco del Congreso Internacional de la Lengua Española que se celebró en Rosario, escuché a un poeta, el escritor nicaragüense Ernesto Cardenal, afirmar respecto a la muerte de las lenguas: "Cuando una lengua desaparece, no son sólo palabras las que se pierden. Cuando se muere una lengua, es una visión del mundo lo que desaparece". Partiendo de Cardenal, podemos llegar también a la otra orilla y preguntarnos: para que la lengua viva en las aulas, ¿qué es lo que se enseña y qué se aprende?

Los profesores, en nuestras clases, tenemos que valorar la vacilación de la lengua como algo sagrado, preservarla en lo insondable de la materia que enseñamos. Escribir una oración breve puede ser una operación compleja y dificilísima. Se ponen en juego no sólo la circulación de las palabras, también los silencios, las jergas, la cadencia, el fraseo. El lenguaje corre allí con su energía creadora. La polisemia de la lengua es casi permanente: es imposible hablar sin matices, es imposible desatender a la vitalidad de ciertas frases y tonos. Los acentos de un poema nos revelan un mundo y nos ocultan otros. La intensidad de una prosa que nos afecta puede perturbarnos.

Los alumnos que leen y escriben poesía en el aula se acercan al secreto más misterioso de la creación. Cuando los estudiantes elaboran argumentaciones y construyen relatos hablan también, siempre, de su propia identidad. Vivimos en un mundo que se desborda de señales, que está repleto de mensajes. Cada gesto, cada color, las posturas, incluso los silencios tienen algo para decirnos.

Pero necesitamos las palabras para cargar a cada uno de ellos de cierta significación. El punto y las comas marcan la respiración de nuestras enunciaciones. Cuando los alumnos construyen sus textos, orales o escritos, deciden también, en la compleja red de la sintaxis, dónde acontecerán sus propios silencios. En la construcción de textos los silencios ya no son sólo límites del lenguaje. En el silencio se oye el eco de la palabra que está presente incluso allí, en su ausencia.

El lenguaje tiene reflejos a partir de los cuales se instala en la creación. Los discursos que acontecen en el aula, los discursos de los otros y los propios, laten en la capacidad de su propia invención. Nada queda fuera: los enunciados de los medios, las conversaciones entre amigos y con las parejas, los mensajes de las autoridades de la escuela, la historia, la filosofía, el cine, la matemática, los blogs, el chateo, los muros del Facebook, los mensajes de texto, las canciones.

Nuestros enunciados, personales y también sociales, nuestros discursos amorosos, profesionales, los diálogos entre alumnos y docentes, cualquiera de nuestros discursos opera sobre una gramática compleja y traza un mapa de nuestra subjetividad. En los pliegues más remotos de nuestra intimidad hay elementos sociales y públicos que inciden en ella y la determinan. Es imposible no oír las distintas lenguas que circulan dentro de la misma lengua.
La riqueza de una clase puede ser ilimitada si valoramos los espacios de los diálogos "interlinguales". La capacidad del lenguaje es tremenda. Por la lengua construimos una mirada personal sobre el universo, nuestra propia humanidad depende de nuestras palabras.
La respuesta a qué se enseña y qué se aprende en las clases de lengua la encontramos también en aquel poeta nicaragüense cuando en Rosario habló de la vida de las lenguas. Hacia allí van los aprendizajes, hacia la construcción de una visión del mundo. En el aula, cuando el lenguaje circula con vida entre alumnos y profesores -en las bocas, los cuadernos, las pantallas- se construye, sobre todo, una visión del mundo.

Aunque por momentos, o quizás por eso mismo, el lenguaje se ponga imposible y nos haga balbucear a todos con una lengua de trapo. "Tropezamos, dice George Steiner, en ocasiones visceralmente con impalpables pero rígidos muros de lenguaje. El poeta, el pensador, los maestros de la metáfora, hacen arañazos en ese muro. Sin embargo, el mundo, tanto dentro como fuera de nosotros, murmura palabras que no somos capaces de distinguir."

La intensidad de las palabras que se dicen puede ser tan potente como el vigor de las palabras que se callan. Los que hemos hecho de la lectura y de la escritura los ejes de los aprendizajes, construimos las clases sobre estas dos columnas que nos sostienen y nos permiten atravesar con nuestros alumnos los umbrales siempre infinitos que nos internan en el nervio de las palabras, en la ambigüedad, y también en la música, los sonidos y en el silencio.

viernes, 23 de abril de 2010

El lugar del niño II, afecto y estímulo

En la entrada anterior presenté una nota periodística sobre un estudio que realizaron Fonoaudiólogas de La Plata. Muestran en él la incidencia de alteraciones del lenguaje en alumnos de zonas periféricas de esa ciudad. Cuentan que estas dificultades parecen remitir a falta de estímulos en el hogar.
Quiero agregar que muchas veces encontramos trastornos del lenguaje de este tipo en alumnos de escuelas a las que asisten clases acomodadas. No sólo los alumnos de barrios alejados. Niños de la ciudad pueden presentar también síntomas que remiten a esta falta de estímulos.
Aunque prefiero hablar de funciones maternas y paternas que no logran instalarse. De aquello que conforma el diálogo entre padres e hijos, en cualquier clase social.
Prefiero mostrar lo que en la afectividad resuena en la palabra.
Observen esta historieta. ¿No nos encontramos con el eco de muchos pacientes y alumnos?

miércoles, 21 de abril de 2010

ESTUDIO DEL COLEGIO DE FONOAUDIOLOGOS PLATENSE

Este es un estudio del Colegio de Fonoaudiólogos de La Plata. Salió en el diario "Clarín", quiero creer que no sea una mentira clásica de ese pasquín.

"La mitad de los chicos de preescolar, con trastornos del habla
Son alumnos de 4 y 5 años de jardines municipales de la capital bonaerense."

Un estudio realizado en jardines de infantes de La Plata determinó que poco más del 50% de los niños presenta trastornos en el lenguaje y en el habla. Son alumnos de entre 4 y 5 años de establecimientos ubicados mayormente en zonas periféricas de la capital bonaerense. Según el diagnóstico elaborado por un equipo del Colegio de Fonoaudiólogos de La Plata, estas deficiencias son atribuibles a falta de estímulos en el hogar y pueden provocar inconvenientes en el desarrollo de la capacidad de lectura y escritura en años posteriores. Advierten que algunos episodios de violencia adolescente derivan de la carencia de posibilidades de resolver un conflicto con palabras.

El trabajo se hizo en colegios de gestión municipal. Los profesionales relevaron 612 chicos que asisten a las últimas salitas del jardín. De ese universo, 310 menores manifestaron defectos en la articulación de palabras y disminución en el nivel de comunicación.

Los inconvenientes en el lenguaje espontáneo de niños en edad escolar se pueden revertir con tratamientos específicos. Y -atendidos a tiempo- no dejan secuelas, explicó la fonoaudióloga Mara Alejandra Rodríguez Moreda, encargada del estudio.

En La Plata funcionan 32 centros educativos gestionados por la Municipalidad. Tienen una matrícula total de 3.850 estudiantes. Están ubicados en barrios y localidades alejadas del centro. Son 10 servicios de educación inicial y poco más de 30 que tienen asistencia maternal, explicaron en la Dirección de Educación de la comuna.

La actividad académica se complementa con comedores que dan desayuno, almuerzo y merienda. Y están supervisados por un grupo de asistentes sociales, psicopedagogos, fonoaudiólogos y terapeutas.

Los controles de voz a los menores se iniciaron hace dos años. Se hicieron entrevistas y contactos con los alumnos en varias jornadas de clases. Los trastornos detectados se arrastran desde los primeros meses de vida, aclaró Rodríguez Moreda. Y aseguró que con tratamientos a cargo de profesionales se pueden revertir. Este tipo de dificultades no las advierten los padres porque consideran que no se trata de una urgencia. Por eso, la especialista sugiere la prevención y la necesidad de controles desde la educación formal, con el trabajo de equipos interdisciplinarios

miércoles, 7 de abril de 2010

El lugar del niño





¡NO SON NIÑOS JUGANDO!
Son la policía infantil. (http://www.policiainfantil.com.ar/). En la página dice textualmente: "se formaron para complementar la educación integral de los jóvenes, fortaleciendo valores individuales y grupales con la consigna de "Servir" a los demás".

Pareciera que se intenta adjudicar a los niños responsabilidades que no les pertenecen. Sabemos que no está en los niños apropiarse de las diferencias entre el bien y el mal ¿Está en los niños "servir" a los demás? ¿En función de qué parámetros? Para los niños lo que está mal es aquello que enoja a sus padres.
¿Dónde queda el juego cuando el espacio de ficción, su imaginario, se confronta con una realidad como esta?

Pero nuevamente se intenta desplazar el lugar de los niños. Esta vez proponiendo dar educación "en cuarteles" a jóvenes en estado de pobreza.
“Esta barbaridad tiene relación con la policía juvenil. Se usa la misma excusa, la de solucionar el problema sacando a los chicos pobres de la calle. A esos chicos a los que no se les da la posibilidad de acceso a las políticas públicas, se les inventa una política diferencial. Es una aberración, es la exclusión en la exclusión. ¿Les quieren enseñar oficios? Escuelas técnicas hay muchísimas en el país y de primer nivel, pero ahí no se pretende llevarlos”. Dice la directora ejecutiva del Casacidn, la entidad encargada de la vigilancia de los derechos de la niñez en el país

Puede pensarse una sociedad en función de lo que hace con los niños. Sería interesante reflexionar a partir de esta realidad ¿No les parece?

PRIMERA ENTREVISTA

"Hay toda clase de historias. Algunas nacen al ser contadas, su substancia es el lenguaje y antes de que alguien las ponga en palabras son apenas una emoción, un capricho de la mente, una imágen o una intangible reminiscencia." Isabel Allende, "El Plan Infinito".

Cuando leí este párrafo pensé súbitamente en las historias que ocupan cotidianamente mi trabajo: las Historias Clínicas. Todas comienzan en una primera entrevista en la que padres preocupados relatan las dificultades que atraviesan sus hijos en el camino de apropiación de la lengua, intentos fallidos de objetividad en la descripción de fracasos, palabras que hablan desde tiempo atrás, desde la subjetividad que anima su actualidad como padres.
Estos textos, como cualquier discurso, sirven a las mas diversas causas. Durante mi formación profesional la primer propuesta que pude escuchar provino de uno de los puntos de vista mas influyentes en el ámbito fonoaudiológico. Para la entrevista inicial se aconsejaba utilizar una anamnésis, "una recolección de los datos que deben considerarse en el conocimiento del niño y sus dificultades".
Se proponía un "interrogatorio de los familiares del niño y, muy particularmente, de la madre". Había que "saber interrogar a la principal testigo del proceso del desarrollo del niño: indagar sobre cada etapa, no sugerir respuestas, ni influenciar a las madres". "Un interrogatorio paciente y cuidadoso termina por obtener las referencias precisas de los datos objetivos que son necesarios para comprender las características actuales del niño".(1)
Es evidente la necesidad de hacer intervenir factores que incidieron en los diferentes estadios del desarrollo para realizar un estudio del lenguaje, no es posible encerrar el conocimiento de un paciente en el tiempo inmediato. La posición que el niño ha ido adoptando con respecto a la lengua en las diferentes etapas de la adquisición nos hablará de las deformaciones o sustituciones a que las somete actualmente o nos guiará en el conocimiento de las causas de su silencio.
Sin embargo, resulta paradójico que quienes trabajamos con el lenguaje encaremos una búsqueda objetiva de la realidad más allá de él. Es curioso que intentemos reducir a una función informativa enunciados que no pueden ser neutrales. Lo que la madre nos refiere durante la entrevista es una versión, un relato, ella no puede hablar como "testigo del proceso de desarrollo del niño" ya que desde su función materna fué implicada en el mismo, fué posicionada brindando lenguaje.
A la vez, es necesario tener en cuenta que la instancia de la consulta está marcada por un clima muy particular, las circunstancias en que se desarrolla la entrevista determinan un momento expresivo de gran singularidad: nos encontramos con padres preocupados que traen un niño expectante, temeroso, a la espera de un veredicto. Personas que en el reconocimiento y la comprensión de su hijo han experimentado una ruptura, un hueco que los angustia y que motiva la consulta. Acarrean el eco de las palabras del pediatra, del neurólogo, de la maestra o de la abuela. En fin, de todo aquello que se ha dicho respecto al síntoma. Se dirigen a alguien que deseándolo o no ocupa un lugar en su fantasía, un "Doctor" que podrá mostrarles el camino del hablar bien.
Desde esta urgencia somos interpelados, se nos pide una clasificación, una receta. Nos encontramos en una situación vertiginosa que implica riesgos ya que lo imperativo de la demanda, dirigida a nuestro saber efectivo sobre los procesos neurofisiológicos, puede inducirnos a adoptar una posición apresurada con respecto a aquello que no sabemos: el decir de los padres con respecto al niño. El afán diagnóstico puede llevarnos a interrogar, a recolectar datos, puede ubicarnos allí donde no podremos operar.
Es importante reconocer que el discurso de los padres adquirirá significancia sólo si lo comprendemos dentro de un campo de lenguaje. Estamos en presencia de una historia verbal, cargada de sentido mas que de referencias precisas, marcada por hechos susceptibles de interpretación, enunciados que implican un punto de vista.
Orientándonos de esta manera y encarando desde un modelo dialógico la consulta fonoaudiológica podremos operar a partir de las primeras palabras que los padres nos exponen. "Venimos con Leonardo, tenemos problemas para hablar", me dijo una mamá al comenzar la entrevista inicial. Es posible reconocer en esta frase un carácter alusivo, la madre supone que el terapeuta sabe que el que habla mal es el niño, introduce una complicidad que escapa al enunciado mismo. A su vez trata de aliviar la situación de Leonardo, lo acompaña, intenta unirse a él en la dificultad.
Sin embargo, al abrir el diálogo y repreguntar sobre este enunciado, reconociendo voces que indicaban otro sentido, pudo desplegarse algo limitante, amenazante, en relación a este síntoma de lenguaje y la angustia materna. Evitando preguntas prefijadas y favoreciendo la charla fué posible esclarecer una cierta estructura familiar en la que nadie podía hablar y en la que Leonardo estaba incluído.
Cuando logramos abandonar formularios preconcebidos e intervenciones objetivantes y prestamos atención suficiente a aquellas palabras que nos hablan del niño, cuando nos proponemos atenuar el dramatismo del diagnóstico y favorecemos el diálogo con los padres, entonces estamos en condiciones de preguntarnos acerca de nuestra posición ante el pedido de ayuda. Escuchando el discurso paterno más allá del síntoma, podremos descifrar aspectos de la función parental que permiten, sostienen o interfieren la adquisición de la lengua.
Claro que deberemos reconocer en el lenguaje múltiples posibilidades de articulaciones generadoras de sentido que exceden al proceso de decodificación y sumergirnos en un campo de discurso en el que juegan lo simbólico, la imaginación, la fantasía y donde emerge aquello de lo que no podemos dar cuenta.
Pero en este texto no intento analizar el lenguaje, sólo me interesa proponer un intercambio de opinión acerca de las distintas intervenciones que admiten los primeros encuentros del Fonoaudiólogo con un niño y sus padres. Al respecto creo que, así como consideramos aspectos orgánico-funcionales, culturales y pulsionales en el estudio diagnóstico; es fundamental que como terapeutas del lenguaje valorizemos correctamente lo que nos brinda la palabra parental en el conocimiento de un niño.

(2).- Azcoaga y Otros. "Los Retardos del Lenguaje en el Niño".