viernes, 30 de julio de 2010

FoxP2

Sabemos que es el punto de vista el que crea al objeto y no a la inversa. Así sucede también con las formas en que la ciencia define al lenguaje. Con el tiempo el discurso dominante se va modificando. Hubo definiciones desde la neurolingüística, desde la psicolingüística, desde el psicoanálisis, en fin, tantos recortes y conceptos como miradas. Últimamente, a partir del “Proyecto Genoma Humano”, la genética es preponderante. El descubrimiento de un gen: FoxP2, intenta responder preguntas tales como: ¿por qué el ser humano puede hablar? O ¿por qué aparecen algunos trastornos del lenguaje?


Expongo algunos textos sobre el tema:


Un gen que explica por qué los monos no hablan




(Nature) Los chimpancés carecen de partes muy importantes de un gen que es crítico para el habla humana, según investigadores. Este hallazgo puede comenzar a explicar por qué sólo los humanos pueden usar lenguaje hablado.
El año pasado, los científicos investigaron el primer gen, llamado FOXP2, relacionado con el lenguaje humano. Aquellos que tienen errores en este gen tienen problemas severos con el habla y la gramática.
Ahora, Svante Pääbo del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology, en Leipzig, Alemania, y sus colegas compararon el FOXP2 humano con versiones del gen halladas en chimpacés, gorilas, orangutanes, macacos rhesus y ratones. La versión humana contiene dos cambios claves en el ADN, que no están en las otras versiones.
Estos cambios afectaron la capacidad humana de hacer movimiento finos en la boca y la laringe, y eventualmente permitieron el desarrollo del lenguaje hablado, sugiere Wolfgang Enard, miembro del equipo de investigadores.
"Es fascinante —dice Martin Nowak, que estudia la evolución del lenguaje en el Institute for Advanced Study, en Princeton—. Es el principio de una base genética para el lenguaje hablado."
El lenguaje es sólo para humanos: los chimpacés pueden ser entrenados para comunicarse usando un complejo juego de símbolos, pero no pueden pronunciar una sola palabra útil, porque no tienen los movimientos faciales que se necesitan.
La mutación en el gen que permite el lenguaje se extendió durante los últimos 200.000 años, estima Enard basado en análisis de genes humanos en individuos de todo el mundo.
Es en esta época que emerge el ser humano anatómicamente moderno. El desarrollo del lenguaje puede ser un importante motor detrás de la expansión humana. Permitió que grandes cantidades de información pasaran de una generación a la siguiente, explicó Nowak.
Los investigadores no tienen en claro aún qué hace el gen FOXP2, pero piensan que actúa prendiendo y apagando otros genes. Dejando de lado ambas mutaciones halladas, el gen humano es idéntico al hallado en otras especies.


Esta nota hace referencia al descubrimiento del gen FOXP2 y al trabajo publicado en Nature el 4 de octubre de 2001.


Británicos hallan un gen asociado con el lenguaje y el habla


(Terra) Científicos de dos instituciones británicas dicen haber descubierto el primer gen vinculado con los trastornos del lenguaje y del habla. El descubrimiento suscita la esperanza de que la revolución genética esté próxima a identificar las raíces biológicas del pensamiento consciente y, quizás, aproximarse a lo que significa ser humano.
El FOXP2 no es específicamente un gen que permita el habla. Pero los investigadores dijeron haber hallado una mutación del gen, responsable de una proteína que permite el funcionamiento del circuito del lenguaje en el cerebro.
Algunos investigadores suponen que el descubrimiento quizás permita avizorar la mecánica del pensamiento cognitivo, el proceso de desarrollo del ser humano y aun la evolución humana a partir del reino animal.
Pero otros advierten que no se deben crear expectativas desmedidas por la versión averiada de un solo gen. Aun los investigadores que localizaron el FOXP2 dicen que su descubrimiento es apenas el comienzo .


Sus conclusiones aparecen en la edición actual de la revista Nature.


Un punto de partida


"Hemos identificado un gen que nos dará un punto de partida, y estamos buscando otros —dijo el autor principal del trabajo, Tony Monaco, director del Centro Wellcome Trust de Genética Humana en la Universidad de Oxford—. Se trata realmente del primer gen de genética del comportamiento".
Investigadores del equipo de Oxford y de la Unidad de Neurología Cognitiva Evolutiva del Instituto de Salud Infantil en Londres estudiaron tres generaciones de una familia numerosa en Inglaterra. Aproximadamente la mitad de sus 24 miembros están afectados por un trastorno que dificulta el movimiento de la boca, labios y lengua y crea problemas con los fonemas y la gramática, como el uso del tiempo verbal adecuado.
Si bien algunos miembros de la familia tuvieron resultados inferiores al promedio en las pruebas de inteligencia no verbal, otros no. Eso llevó a los investigadores a determinar que sus bajos resultados no eran un factor vinculado al trastorno. Los científicos creen que la mutación del FOXP2 deteriora la capacidad del gen para regular otros genes, lo que causa el trastorno.
Los investigadores lograron progresos cuando estudiaron a una persona con el mismo trastorno, no vinculada con la familia estudiada. El gen en este individuo se ve trastornado por una variante en la ADN del cromosoma 7. Localizada la mutación, los investigadores pudieron observar la misma mutación en el mismo lugar en la familia.
Algunos investigadores consideran prematuro vincular este estudio al debate acerca de si uno o más genes son los únicos responsables del lenguaje.
"Afirmar que hay un gen para el habla y el lenguaje todavía parece demasiado arriesgado", dijo Bruce Tomblin, profesor de patología del habla y audiología en la Universidad de Iowa.
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viernes, 23 de julio de 2010

Los poetas haciendo el lenguaje

Les presento un poema de Jorge Leonidas Escudero. Un argentino nacido en la provincia de San Juan en 1920.
Rescatando una función del lenguaje muy olvidada: la poética.

A otro hablar


¿Y qué puedo decir con la lengua trabada?:
esto, y la sombra piso,
palabras huecas alzo, tomo
de la cola un ratón y lo suelto,
no es lo que busco.


Ando a ver en qué ando, qué saber,
hallar mi centro fijo, un rastro, el carozo;
me respiro y no.

Una mujer ayer su cabellera puso,
venda en mis ojos;
pero no dejé de buscar lejanías.

Quiero decir hermosas, no razones,
palabras como hombres pétalos y estrellas,
seudópodos de mí hacia lo inaprensible.

Ando andando estas averiguaciones
a ver si se me desata la lengua.
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miércoles, 14 de julio de 2010

El lugar de los niños IV

En la Argentina se está desarrollando un debate acerca de la Ley de Matrimonio. Un sector de legisladores propone implementar derechos igualitarios y posibilitar a las personas del mismo sexo el ejercicio del matrimonio.
Se realizaron manifestaciones y concentraciones de apoyo a esta nueva ley y otras de repudio.
Me preocupa que algunas escuelas de credo católico movilicen niños a las marchas. Todos sabemos que el desarrollo cognitivo no permite en determinadas edades analizar cuestiones de índole abstractas, carecen de la destreza necesaria para dilucidar este tipo de conflictos.
Nuevamente se delega en los niños el rol de padre. Esta “parentalización” justifica en la sociedad la venta de productos a través de ellos, basta mirar las publicidades televisivas. Provocan el consumo. Generan rating. Asignar estas responsabilidades a los niños podría justificar también el trabajo infantil.
Pero en este caso específico, es notable también el cinismo. Quienes dicen defender derechos de la niñez a un padre y a una madre, niegan con la participación de los niños en las marchas un derecho fundamental: el de jugar y estudiar.

Comparto una nota publicada en el diario "Página 12" el 13/7/2010:

LA IGLESIA CONVOCO A UNA CONCENTRACION ESTA TARDE

Sileoni criticó "la utilización de los chicos" en las marchas contra el matrimonio igualitario
El ministro de Educación afirmó que "estamos en contra de todo tipo de puesta en escena de los chicos en una cuestión que es de grandes", en referencia a "la utilización de los chicos" de parte de establecimientos educativos religiosos en la marcha de esta tarde contra el proyecto de matrimonio entre personas del mismo sexo. En tanto, el Inadi convocó a participar de 20 a 20.30, en distintos espacios como el Obelisco, Plaza Flores y Parque Rivadavia, de una actividad que invita a hacer “Ruido por al Igualdad” con lo que se tenga al alcance de la mano

Sileoni fue consultado, tras inaugurar la XX Feria del Libro Infantil y Juvenil, sobre el llamado que hacen algunas escuelas religiosas a que sus alumnos vayan a los actos para rechazar el matrimonio gay. Afirmó que "estamos en contra de todo tipo de puesta en escena de los chicos en una cuestión que es de grandes".
El funcionario añadió en el Centro Municipal de Exposiciones que "no hablo sobre el fondo de la cuestión que está siendo tratado por quien debe, sino de la utilización de los chicos". Admitió que "quizás es discutible que -el tema del matrimonio de personas del mismo sexo- sea tratado por chicos de la escuela media, pero me parece que en discusiones de grandes tenemos que argumentar los grandes". Insistió respecto de las marchas, que los chicos "deberían estar ajenos a todo eso, porque nos cuesta mucho a toda la sociedad que haya 180 días de clases".
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lunes, 5 de julio de 2010

Fútbol y Lenguaje

Ahora que terminó el Mundial, por lo menos para nosotros los argentinos, presento una adaptación de un ensayo de Pier Paolo Pasolini. El original pueden leerlo en:
http://www.pasolini.net/madrid-saggi08.htm
Hay otro escrito maravilloso que relaciona el fútbol y el lenguaje escrito por mi amigo Fernando Baralo. En cualquier momento lo ponemos en el Blog.
Pero por ahora nos conformamos con lo que escribió el escritor, poeta y director de cine italiano.
Aclaro que lo escrito en cursiva son agregados mios para acercar aún mas los conceptos de Pasolini.

El fútbol es un lenguaje con sus poetas y prosistas

¿Qué es una lengua? Un sistema de signos, responde, de la manera más exacta hoy, un semiólogo. Pero un sistema de signos no es sola y necesariamente una lengua escrito-hablada.
Cada lengua (sistema de signos escritos-hablados) posee un código general.
Sin embargo, cada lengua está articulada en varias sublenguas, de las que cada una posee un subcódigo: así pues, los médicos se comprenden entre sí -cuando hablan su jerga especializada- porque cada uno de ellos conoce el subcódigo de la lengua médica. (A partir de Bajtín entenderíamos esto como género discursivo).
El fútbol es un sistema de signos, o sea un lenguaje. Tiene todas las características fundamentales del lenguaje por excelencia, el que nosotros nos planteamos en seguida como término de confrontación, o sea el lenguaje escrito-hablado.
De hecho, las palabras del lenguaje del fútbol se forman exactamente igual que las palabras del lenguaje escrito-hablado. Ahora bien, ¿cómo se forman estas últimas? Se forman a través de la llamada doble articulación, o sea a través de las infinitas combinaciones de los fonemas.
Los «fonemas», por tanto, son las «unidades mínimas» de la lengua escrito-hablada. ¿Queremos divertirnos definiendo la unidad mínima de la lengua del fútbol? Veamos: Un hombre que usa los pies para patear una pelota es tal unidad mínima: tal podema (si queremos seguir divirtiéndonos). Las infinitas posibilidades de combinación de los podemas forman las palabras futbolísticas: y el conjunto de las palabras futbolísticas forma un discurso, regulado por auténticas normas sintácticas.
Los podemas son veintidós (casi igual que los fonemas del Rio de la Plata): las palabras futbolísticas son potencialmente infinitas, porque infinitas son las posibilidades de combinación de los podemas (en la práctica, los pases entre jugador y jugador); la sintaxis se expresa en el partido, que es un auténtico discurso dramático.
Los cifradores de este lenguaje son los jugadores, nosotros, en las tribunas, somos los descifradores: así pues, poseemos en común un código.
Quien no conoce el código del fútbol no entiende el significado de sus palabras (los pases) ni el sentido de su discurso (un conjunto de pases).

No soy ni Roland Barthes ni Greimas, pero como aficionado, si quisiera, podría escribir un ensayo mucho más convincente que esta mención, sobre la lengua del fútbol. Pienso, además, que se podría escribir también un bonito ensayo titulado Propp aplicado al fútbol: porque, naturalmente, como toda lengua, el fútbol tiene su momento puramente instrumental, rigurosa y abstractamente regulado por el código, y su momento expresivo.

En efecto, antes he dicho que toda lengua se articula en varias sublenguas, cada una de las cuales posee un subcódigo.

Pues bien, en la lengua del fútbol se pueden hacer también distinciones de este tipo: también el fútbol posee unos subcódigos, desde el momento que, de ser puramente instrumental, pasa a convertirse en expresivo.

Puede haber un fútbol como lenguaje fundamentalmente prosístico y un fútbol como lenguaje fundamentalmente poético.

Así, precisamente por razones de cultura y de historia, el fútbol de algunos pueblos es fundamentalmente en prosa: prosa realista o prosa estetizante (este último es el caso de Italia), mientras que el fútbol de otros pueblos es fundamentalmente en poesía.

En el fútbol hay momentos que son exclusivamente poéticos: se trata de los momentos del gol. Cada gol es siempre una invención, es siempre una perturbación del código: todo gol es ineluctable, fulguración, estupor, irreversibilidad. Precisamente como la palabra poética. El máximo goleador de un campeonato es siempre el mejor poeta del año. El fútbol que expresa más goles es el fútbol más poético.

También la gambeta es de por sí poética (aunque no siempre como la acción del gol). De hecho, el sueño de todo jugador (compartido por todo espectador) es salir del centro del campo, gambetear a todos y hacer el gol. Si, dentro de los límites permitidos, se puede imaginar en el fútbol una cosa sublime, es precisamente ésta. Pero no sucede jamás. (Cuando Pasolini escribió esto todavía no se había jugado el Mundial 86 y Diego Maradona no le había hecho el fantástico gol a los ingleses, que no llegó a ver porque falleció en 1975).

¿Quiénes son los mejores gambeteadores del mundo y los mejores goleadores? Los brasileños. (¿Podríamos discutirlo?, por supuesto).

Por lo tanto, su fútbol es un fútbol de poesía: de hecho, en él todo está basado en la gambeta y en el gol.

El catenaccio (encadenado) y la triangulación (que Brera (1) llamó geometría) es un fútbol de prosa: en efecto, está basado en la sintaxis, o sea en el juego colectivo y organizado: es decir, en la ejecución razonada del código. Su único momento poético es el contraataque, con el gol añadido (que, como hemos visto, no puede más que ser poético). En definitiva, el momento poético del fútbol parece ser (como siempre) el momento individualista (gambeta y gol; o pase inspirado).

El fútbol en prosa es el del llamado sistema (el fútbol europeo): su esquema es el siguiente:



El gol, en este esquema, está encomendado a la conclusión, a ser posible de un poeta realista como Riva (2), pero debe derivar de una organización de juego colectivo, basado en una serie de pases geométricos ejecutados según las reglas del código.

El fútbol en poesía es el del fútbol latinoamericano: su esquema es el siguiente:



Esquema que para ser realizado debe requerir una capacidad monstruosa de gambetear (cosa que en Europa es repudiada en nombre de la prosa colectiva): y el gol puede ser inventado por cualquiera y desde cualquier posición. Si gambeta y gol son los momentos individualistas-poéticos del fútbol, es por eso que el fútbol brasileño es un fútbol de poesía.

(1) Gianni Brera. (8/9/19 – 19/12/92) Periodista y novelista. Considerado como el periodista deportivo más influyente de Italia.

(2) Luigi "Gigi" Riva (Leggiuno, Provincia de Varese, Italia, 7 de noviembre de 1944) Futbolista italiano, para algunos expertos, el mejor delantero que ha existido en Italia tras la II Guerra Mundial.
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jueves, 1 de julio de 2010

Cuerpo y Lenguaje

Fragmentos de "Lo que su cuerpo dice de usted". Leonor L. Corsunsky.(ed. Nuevos Tiempos):
"Una mujer que no podía mover los brazos pudo, sin embargo, elevarlos en el gesto de tender ropa en la terraza; un hombre superó su parálisis ante el sonido de un nombre, “Evita”: en estos ejemplos extremos, y en otros, la autora explora la relación entre el cuerpo, la palabra y la acción.
El lenguaje de los pacientes sobre su cuerpo no es el lenguaje de la anatomía. En los niños pequeños esto es más sencillo de comprender. Los pediatras saben muy bien que cuando un niño dice “Me duele la panza”, hay que preguntarle: “La panza, ¿dónde?”. Cuando el niño señala, el médico decodificará si “panza” es estómago, intestino, hígado, bazo, o incluso el niño puede sorprendernos señalándose cualquier otra parte del cuerpo. Concluimos que, aunque el niño posee en su organismo un hígado o un bazo, no lo posee en el esquema corporal.
En los adultos, los profesionales que efectuamos abordajes desde el cuerpo también hacemos una decodificación. Cuando un adulto dice “A mí me duele la espalda”, también le pedimos que se señale dónde, antes de hacer la palpación. Si señala el ángulo súpero interno del omóplato, pensamos que el músculo comprometido puede ser el angular del omóplato; si señala el costado de una vértebra, suponemos que podría tratarse de algún paravertebral, y haremos cierto examen correspondiente para diagnosticar. Pero en el lenguaje del paciente no existe tal cosa como “angular del omóplato” o “paravertebrales”. Nos movemos en un doble registro: lenguaje vivenciado, expresado por el paciente, y lenguaje académico. A la gente le duele “el pecho”, no el pectoral mayor.
El lenguaje lleva implícita una valoración. Ante los primeros pasos de un niño, en general los padres reaccionan alborozados: “¡Camina!”. No es lo mismo que el modo apático con que yo vi reaccionar a unos padres que tenían nueve hijos: cuando el último comenzó a caminar, sin cambiar la modulación de su voz observaron: “Camina”. Este niño, como cualquier otro, neurológicamente había alcanzado la etapa que se esperaba. Pero la inscripción del logro puede ser diferente según cómo sea recibido por los progenitores. Las personas que asistimos también inscriben sus logros afectivamente, no sólo “neuronalmente”. Cuidamos de que lleguen a alcanzar mejoras y también debemos cuidar cómo recibimos esas mejoras.
Maurice Merleau-Ponty afirmó que “el esquema corporal no es el calco de la anatomía, ni siquiera la conciencia global de las partes del cuerpo”. Hay una anatomía académica y un lenguaje sobre el propio cuerpo que no se corresponde con ella, tanto como hay un esquema corporal que no es el calco de la anatomía. Cuando prestamos atención al lenguaje que utiliza el paciente para referirse a su cuerpo y sus dolencias estamos prestando atención a su esquema corporal.
En relación con esto, encuentro ilustrativa, en la película Milagro para Lorenzo, una escena en la que los médicos llevan al pequeño de seis años a un ateneo. El joven médico que hace la presentación del “caso” se refiere a su padecimiento en un lenguaje académico. Lorenzo está sentado en su silla de ruedas; escucha, mira ese anfiteatro repleto de gente vestida de guardapolvo blanco, pregunta qué hacen ahí. En realidad está exigiendo su derecho, como sujeto, a ser informado y dar su consentimiento. El joven médico sigue explicando la afección y describe los síntomas y signos de Lorenzo: “hemianopsia, nistagmo. Los reflejos pupilares están intactos. No hay atrofia óptica. Ya hay señales de daño en el lóbulo occipital. En el habla alterada buscamos los extremos de la patología. Hacia el centro la disfasia y periféricamente la disartria”. A continuación invita al niño a caminar, a fin de que la concurrencia pueda apreciar el daño: “Camina así debido a los reflejos, pero exacerbado por la paresia...”. Entonces, Lorenzo interrumpe la marcha y le dice decididamente al médico que sólo seguirá caminando si él deja de hablar así.
Aquí podemos recordar las palabras de Françoise Dolto, cuando decía que mucho se habla sobre el niño, pero poco se le habla al niño. Afortunadamente, Lorenzo tenía padres que le hablaban a él.
En cuanto a los gestos y modos de moverse, también son un lenguaje. Aunque no sean palabras articuladas, quieren decir algo. Observemos los movimientos rígidos y rectos en los saludos y marchas militares de todos los países. Sólo pueden lograrse tras un largo y preciso entrenamiento. Contradicen lo que conocemos sobre la fisiología articular. Kabat ha descrito muy bien que todos los movimientos incluyen componentes en diagonal. Kapandji y otros autores lo han explicado bien: las superficies de las carillas articulares son bellamente curvas. Los movimientos rectos contradicen la naturaleza de las articulaciones. Se parecen a eso de que “la letra con sangre entra”.
Broche imaginario
Veamos dos casos clínicos. El primero es el de Doña Teresa, paciente internada por una secuela de accidente cerebrovascular (ACV). A esa altura del tratamiento, era difícil discernir si la dificultad en el movimiento de sus manos era por el tipo de ACV, por una falta de interés en ella misma, por un tratamiento insuficiente o por la combinación de todos esos factores. Lo que recuerdo es que un día, definitivamente derrotada, me senté en el borde de su cama y, por decir algo, le dije: “Lindo día, ¿no?”. Y ella, con su acento italiano, dijo algo así como: “Lindo día para colgar la ropa en la terraza”. Yo le dije: “A ver, Doña Teresa, muéstreme cómo es colgar la ropa en la terraza”. Y ella, muy torpemente, hizo un gesto y colocó broches imaginarios.
Se me hizo presente la imagen de Doña Teresa sana, robusta, al sol, en la terraza tendiendo la ropa. Probablemente la dedicación de su vida habían sido las tareas de la casa, y había habido momentos felices al sol, tendiendo ropa. En ese momento comprendí que había empezado a usar la expresión corporal en la clínica y que ésta no provenía de un repertorio expresivo, sino que era tomada de la vida misma de la persona. Y entonces, tomando a Merleau-Ponty cuando, acerca del jinete, dice que sigue sintiendo su mano porque su único modo de ser en el mundo es con una mano sosteniendo una rienda, podría decirse que para esta paciente su modo de ser en el mundo era con unos brazos tendiendo la ropa.
Otro caso es el de Juan, también internado por una hemiparesia, secuela de un ACV, en el Policlínico Gregorio Aráoz Alfaro. Se hallaba ligeramente confundido. “¿Dónde estoy?” Le contesté: “En el Policlínico Aráoz Alfaro”. No dio señales de entender. Aclaré: “El que antes se llamaba Evita”. El paciente, suspirando, levantó los brazos: “Evita...”, dijo. Y el brazo con la secuela del ACV ¡subió!, aunque menos que el otro. La sola mención de Evita había sido suficiente para que remedara el gesto de elevar sus brazos. Una sola palabra, teñida de carga afectiva, estableció una conexión neuronal; un solo nombre, que para él estaba cargado de sentido.
En el primer caso, el de Doña Teresa, fue la evocación de una acción. En el segundo, una palabra. Somos sujetos históricos; cuerpo y nombres."


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