viernes, 17 de diciembre de 2010

Felices Fiestas

El saludo navideño y para el próximo año de los chicos de la Escuela Prof. Bartolomé Ayrolo de Buenos Aires. Se trata de una escuela bilingüe para niños, jóvenes y adultos sordos, hipoacúsicos y con trastornos del lenguaje.
Me sumo a los deseos:




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jueves, 2 de diciembre de 2010

Holofonía

Les presento un video, pero lo fundametal es el audio. Es muy importante escuchar con auriculares.
Se trata de una grabación de gran realismo, en tres dimensiones, que según parece supera el sonido estereo. Fue creada por el argentino Hugo Zucarelli en 1980. Fue utilizada por varios artistas: Michael Jackson y Paul McCartney entre otros. Se usó también en bandas sonoras de películas, en la televisión y en parques temáticos.
La teoría, no probada y puesta en duda, es que la cóclea detecta y analiza estos patrones auditivos como si fuera un holograma acústico, produciendo un sonido de referencia que se combina con el sonido entrante. El cerebro interpreta estos datos para deducir la dirección del sonido.
En una entrevista Hugo Zucarelli dice: "Hay un aspecto que me tiene intrigado y es el potencial que tiene la holofonía para trabajar con sordos. Se ha llegado a comprobar que logran escuchar el sonido holofónico, aunque no puedan distinguir lo que oyen. La utilización de esta técnica para fines humanitarios, no comerciales, con autistas, sordos y en la reeducación de personas ciegas, es un campo que aún no ha sido del todo explorado y que debería tener mayor apoyo, sobre todo oficial".
Carezco de información para adoptar un punto de vista sobre el tema, si algún lector puede aportar datos sería interesante su comentario.
Sin embargo, más allá de lo teórico es interesante escuchar.


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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Dicen sobre el Lenguaje...


La "inocencia" moderna habla del poder como si fuera uno: de un lado los que lo poseen, del otro los que no lo tienen; habíamos creído que el poder era un objeto ejemplarmente político, y ahora creemos que es también un objeto ideológico, que se infiltra hasta allí donde no se lo percibe a primera vista –en las instituciones, en las enseñanzas-, pero que en suma es siempre uno. Pero ¿y si el poder fuera plural, como los demonios? "Mi nombre es Legión", podría decir: por doquier y en todos los rincones, jefes, aparatos, masivos o minúsculos, grupos de opresión o de presión; por doquier voces "autorizadas", que se autorizan para hacer escuchar el discurso de todo poder: el discurso de la arrogancia. Adivinamos entonces que el poder está presente en los más finos mecanismos del intercambio social: no sólo en el Estado, las clases, los grupos, sino también en las modas, las opiniones corrientes, los espectáculos, los juegos, los deportes, las informaciones, las relaciones familiares y privadas, y hasta en los accesos liberadores que tratan de impugnarlo: llamo discurso de poder a todo discurso que engendra la falta, y por ende la culpabilidad del que lo recibe. Algunos esperan de nosotros, intelectuales, que actuemos en toda ocasión contra el Poder; pero nuestra verdadera guerra está en otra parte; está contra los poderes, no se trata de un combate fácil porque, plural en el espacio social, el poder es, simétricamente, perpetuo en el tiempo histórico: expulsado, extenuado aquí, reaparece allá; jamás perece: hecha una revolución para destruirlo, prontamente va a revivir y a rebrotar en el nuevo estado de cosas. La razón de esta resistencia y de esta ubicuidad es que el poder es el parásito de un organismo transocial, ligado a la entera historia del hombre, y no solamente a su historia política, histórica. Aquel objeto en el que se inscribe el poder desde toda la eternidad humana es el lenguaje o, para ser más precisos, su expresión obligada: la lengua.

(Fragmento de La lección inaugural de la cátedra de Semiología lingüística del College de France, del 7 de enero de 1977 (Siglo XXI, 1986)


Sobre el lenguaje

(...) Siendo al hombre imposible entenderse con sus semejantes, estando condenado a radical soledad, se extenúa en esfuerzos para llegar al prójimo. De estos esfuerzos es el lenguaje quien consigue a veces declarar con mayor aproximación algunas de las cosas que nos pasan dentro. Nada más... Pero de ordinario no usamos estas reservas. Al contrario, cuando el hombre se pone a hablar, lo hace porque cree que va a poder decir cuanto piensa. Pues bien: esto es lo ilusorio. El lenguaje no da para tanto. Dice, poco mas o menos, una parte de lo que pensamos, y pone una valla infranqueable a la transfusión del resto. Sirve bastante bien para enunciados y pruebas matemáticas; ya al hablar de física empieza a hacerse equívoco e insuficiente. Pero conforme la conversación se ocupa de temas más importantes que esos, más humanos, más «reales», va aumentando su imprecisión, su torpeza y confusionismo. Dóciles al prejuicio inveterado de que hablando nos entendemos, decimos y escuchamos tan de buena fe, que acabamos muchas veces por malentendernos mucho más que si, mudos, procurásemos adivinarnos.

(Prólogo parala edición francesa de La rebelión de las masas.)
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viernes, 5 de noviembre de 2010

Somos lo que decimos, lo que leemos, lo que escribimos ("Literacy")

Daniel Cassany es profesor de Análisis del Discurso en la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona). Es licenciado en Filología Catalana y doctor en Filosofía y Letras. Ha publicado numerosos libros sobre comunicación escrita y enseñanza de la lengua. Desde 2004 dirige un grupo de investigación sobre “literacidad crítica” o la comprensión y la producción de la ideología. Ha sido conferencista y profesor invitado de posgrados, maestrías y doctorados en universidades e instituciones de más de 20 países. También ha colaborado en programas de promoción de la lectura y la escritura con los ministerios de Educación de Catalunya, Galicia y Euskadi, en España, Argentina, Chile y México.
Este video es de una conferencia que dictó en un Congreso de Educación de Cantabria. El tema: "Las Competencias Básicas: qué, por qué y cómo".
Me parece muy interesante, tanto para Docentes como para Terapeutas del Lenguaje.


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miércoles, 15 de septiembre de 2010

Todos los nombres

Mi papá se llama Oscar Horacio. Cuando nací él había elegido ponerme Aquiles, pero mi madre no estuvo de acuerdo. Propuso una alternativa y el ego paterno no pudo rechazarla: los mismos nombres que mi padre pero al revés. Y acá estoy: Horacio Oscar.
Seguramente conocen las razones por las que les pusieron el nombre. Pueden estar asociadas a una persona querida por los padres, o a la rareza, ser elegidos por la originalidad, o formar parte de una tradición familiar, en fin, motivos no faltarán. Lo cierto es que antes de saber quiénes somos ya nos llaman por nuestro nombre. Nos marca para toda la vida sin que hayamos participado en la elección.
Nacemos en un entramado de deseos que pertenecen a nuestros padres, el nombre se sumerge en los orígenes de nuestra subjetividad. Nos marca en la sexuación y la identidad. Para el niño ser ese nombre implica todo un proceso de apropiación que acompaña la adquisición del lenguaje.
Decir: “yo soy …” es ocupar un espacio en el mundo que se proyecta durante toda la vida y alcanza hasta la última expresión escrita en el epitafio: “aquí yace …”
Una poeta nacida en Buenos Aires, Perla Rotzait, escribió “Si esto es el nombre”. Como creo que los poetas son los que más saben sobre el lenguaje les dejo unos fragmentos:
“Olvidar el nombre propio es perderse
indiferenciarse
cuando lo sustituyen por un número
el hombre se convierte en un número.
La fuerza del nombre es tan grande
que si la locura está en alguien
                       que se llama como yo,
                        mi yo tiembla.
Y cuando el martillo golpea y te nombro,
                        sé quién eres.
Y cuando pido que alguien me reconozca
es porque pronuncias mi nombre
y como cada ser recrea el lenguaje al nacer,
la palabra florece en cada uno
y cada uno le insuflará vida
cuando de vida se trata.
El resto es dejarse vivir
dejarse hablar
dejarse vivir.
Nada.
Mi nada es la nada
de antes del bing bang.
(…)
El nombre es lo único que llevamos del nacimiento a la muerte.
Eres Ana. No Ana María. Eres Ana. Alguien que lee mis poemas.
El nombre es, te hace, te reconoce. Te miras al espejo y dices: Soy Ana, Ana de ahora, la que existe.

¿Quiénes no existen? ¿A quiénes se les ha robado el nombre?

Ves una cárcel y un número.
Ves una cámara y un número.
Ves la lista del botín de guerra y son números.

A los heterónimos, tan llenos de nombres, no les alcanza uno solo para tanto ingenio, para tanto genio, Pessoa.
¿Y los que ocultan su nombre? ¿Los que transforman su esencia? Ya no más las Nieves de Varsovia, Conrad, ya no más.
Los nombres trascienden:
Lilit será siempre la maldad.
Otelo será siempre los celos.
Ofelia, la locura.
Julieta la juventud y el amor.
Los bolus serán siempre la nada: No existen."
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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Leeme los labios, Capítulo III

Otro video del Dr. Sergio López Lozano.
Describe los principales factores que influyen en la lectura labial que atañen al locutor.


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viernes, 27 de agosto de 2010

Gabriel García Marquez nos habla sobre el valor de las palabras

Botella al mar para el dios de las palabras


A mis doce años de edad estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Un señor cura que pasaba me salvó con un grito: Cuidado! El ciclista cayó a tierra. El señor cura, sin detenerse, me dijo: Ya vio lo que es el poder de la palabra? Ese día lo supe. Ahora sabemos, ademas, que los mayas lo sabían desde los tiempos de Cristo, y con tanto rigor, que tenían un dios especial para las palabras.
Nunca como hoy ha sido tan grande ese poder. La humanidad entrará en el tercer milenio bajo el imperio de las palabras. No es cierto que la imagen esté desplazándolas ni que pueda extinguirlas. Al contrario, está potenciándolas: nunca hubo en el mundo tantas palabras con tanto alcance, autoridad y albedrío como en la inmensa Babel de la vida actual. Palabras inventadas, maltratadas o sacralizadas por la prensa, por los libros desechables, por los carteles de publicidad; habladas y cantadas por la radio, la televisión, el cine, el teléfono, los altavoces públicos; gritadas a brocha gorda en las paredes de la calle o susurradas al oído en las penumbras del amor.
No: el gran derrotado es el silencio. Las cosas tienen ahora tantos nombres en tantas lenguas que ya no es fácil saber como se llaman en ninguna. Los idiomas se dispersan sueltos de madrina, se mezclan y confunden, disparados hacia el destino ineluctable de un lenguaje global.
La lengua española tiene que prepararse para un ciclo grande en ese porvenir sin fronteras. Es un derecho histórico. No por su prepotencia económica, como otras lenguas hasta hoy, sino por su vitalidad, su dinámica creativa, su vasta experiencia cultural, su rapidez y su fuerza de expansión, en un ámbito propio de diecinueve millones de kilómetros cuadrados y cuatrocientos millones de hablantes al terminar este siglo. Con razón un maestro de letras hispánicas en los Estados Unidos ha dicho que sus horas de clase se le van en servir de intérprete entre latinoamericanos de distintos países. Llama la atención que el verbo pasar tenga cincuenta y cuatro significados, mientras en la república del Ecuador tienen ciento cinco nombres para el órgano sexual masculino, y en cambio la palabra condoliente, que se explica por sí sola, y que tanta falta nos hace, aun no se ha inventado. A un joven periodista francés lo deslumbran los hallazgos poéticos que encuentra a cada paso en nuestra vida doméstica. Que un niño desvelado por el balido intermitente y triste de un cordero, dijo: ``Parece un faro''. Que una vivandera de la Guajira colombiana rechazo un cocimiento de toronjil porque le supo a Viernes Santo. Que Don Sebastián de Covarrubias, en su diccionario memorable, nos dejo escrito de su puño y letra que el amarillo es el color de los enamorados. ¿Cuántas veces no hemos probado nosotros mismos un café que sabe a ventana, un pan que sabe a rincón, una cereza que sabe a beso?
Son pruebas al canto de la inteligencia de una lengua que desde hace tiempos no cabe en su pellejo. Pero nuestra contribución no debería ser la de meterla en cintura, sino al contrario, liberarla de sus fierros normativos para que entre en el siglo veintiuno como Pedro por su casa.
En ese sentido, me atrevería a sugerir ante esta sabia audiencia que simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros. Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indígenas a las que tanto debemos lo mucho que tienen todavía para enseñarnos y enriquecernos, asimilemos pronto y bien los neologismos técnicos y científicos antes de que se nos infiltren sin digerir, negociemos de buen corazón con los gerundios bárbaros, los ques endémicos, el dequeísmo parasitario, y devolvamos al subjuntivo presente el esplendor de sus esdrújulas: váyamos en vez de vayamos, cántemos en vez de cantemos, o el armonioso muéramos en vez del siniestro muramos. Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revolver con revólver. Y que de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?
Son preguntas al azar, por supuesto, como botellas arrojadas a la mar con la esperanza de que les lleguen al dios de las palabras. A no ser que por estas osadías y desatinos, tanto él como todos nosotros terminemos por lamentar, con razón y derecho, que no me hubiera atropellado a tiempo aquella bicicleta providencial de mis doce años.
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viernes, 20 de agosto de 2010

Fontanarrosa y las malas palabras.

El negro Fontanarrosa llenó de alegría nuestras vidas con sus dibujos y sus historias. Recuerdo  la revista "Humor", que me acompañó en la adolescencia, y las historietas de Fontanarrosa abriendo perspectivas con respecto a la triste realidad social y política que vivíamos.
Los videos que presento son de una conferencia del negro en el Congreso de la Lengua Española que se realizó en Rosario en el año 2004. El tema en cuestión son las "malas palabras", "palabrotas", "groserías", o como quieran llamarlas.
A los niños les fascinan las malas palabras. En su trayecto de apropiación de los géneros discursivos, experimentan con ellas y juegan con las reacciones que despiertan en los otros cuando putean.
Pero, más allá de esa magia de interacción con el entorno, las "palabrotas" parecen tener una fuerza especial en cuanto a la entonación, la prosodia, la música.
Fontanarrosa cuenta como nadie esta naturaleza de las "malas palabras".
Dice, por ejemplo:
"No me preocupa que mi hijo o los amigos de él insulten permanentemente, lo que me preocuparía sería que no tengan una capacidad de transmisión y de expresión y de grafismo al hablar".
"Cuando más matices tenga uno, más se puede defender para expresarse".
"(Las malas palabras)... se destacan por sonoridad, por fuerza, por contextura de la palabra".
Para que todos puedan acceder al discurso pueden leerlo completo en este link:
http://edant.clarin.com/suplementos/especiales/2007/07/20/m-1461288.htm
Pero, no hace falta agregar más nada. Disfrútenlo:



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miércoles, 18 de agosto de 2010

Landriscina y el diálogo

Luis Landriscina es un cuentista argentino que interpreta brllantemente los usos y costumbres populares.
Además de divertirnos, con sus relatos podemos apreciar y analizar las formas de relación que hacen a una comunidad. Ver que el lenguaje mucho más que un instrumento es una pasión, y mucho más que un propósito de comunicación es una fuente inagotable de conocimiento y de placer; de juego y de poesía.
En este archivo de audio se muestra cómo el diálogo excede al código y se aprecian funciones del lenguaje muchas veces olvidadas como la expresión de identidad.

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miércoles, 4 de agosto de 2010

El "fort-da" en poesía

Leímos desde el psicoanálisis acerca del "fort da",el análisis que hizo Freud del juego infantil. Ese niño que con un carretel que aparecía y desaparecía resignificaba la presencia y ausencia materna.
Desde el lenguaje, la función de esas dos palabras en el juego nos muestran la fuerza de sustitución, la instancia de significacion e incluso la negación, como posibilidades lingüísticas.
Una poeta que conocí recientemente, la bonaerense Irene Gruss, nos ofrece en su poema: "Juegos con mi hija" otra lectura del juego infantil. ¿O será la misma?


"Se tapa la cara
con un pañuelo azul, y
dice
que no está. Se cae el pañuelo
y mi hija aparece,
porque la iluminación
en un escenario no es real. Hay
un redondel de luz que se mueve
dentro y fuera de lo que estamos
viendo, y todo
lo que allí pase va a ser aceptado,
como quien acepta la historia.
Mi hija aparece tras el pañuelo azul; su cara
se ilumina como en cualquier escenario,
y ahora dice que
está, como quien confirma
la magia."
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viernes, 30 de julio de 2010

FoxP2

Sabemos que es el punto de vista el que crea al objeto y no a la inversa. Así sucede también con las formas en que la ciencia define al lenguaje. Con el tiempo el discurso dominante se va modificando. Hubo definiciones desde la neurolingüística, desde la psicolingüística, desde el psicoanálisis, en fin, tantos recortes y conceptos como miradas. Últimamente, a partir del “Proyecto Genoma Humano”, la genética es preponderante. El descubrimiento de un gen: FoxP2, intenta responder preguntas tales como: ¿por qué el ser humano puede hablar? O ¿por qué aparecen algunos trastornos del lenguaje?


Expongo algunos textos sobre el tema:


Un gen que explica por qué los monos no hablan




(Nature) Los chimpancés carecen de partes muy importantes de un gen que es crítico para el habla humana, según investigadores. Este hallazgo puede comenzar a explicar por qué sólo los humanos pueden usar lenguaje hablado.
El año pasado, los científicos investigaron el primer gen, llamado FOXP2, relacionado con el lenguaje humano. Aquellos que tienen errores en este gen tienen problemas severos con el habla y la gramática.
Ahora, Svante Pääbo del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology, en Leipzig, Alemania, y sus colegas compararon el FOXP2 humano con versiones del gen halladas en chimpacés, gorilas, orangutanes, macacos rhesus y ratones. La versión humana contiene dos cambios claves en el ADN, que no están en las otras versiones.
Estos cambios afectaron la capacidad humana de hacer movimiento finos en la boca y la laringe, y eventualmente permitieron el desarrollo del lenguaje hablado, sugiere Wolfgang Enard, miembro del equipo de investigadores.
"Es fascinante —dice Martin Nowak, que estudia la evolución del lenguaje en el Institute for Advanced Study, en Princeton—. Es el principio de una base genética para el lenguaje hablado."
El lenguaje es sólo para humanos: los chimpacés pueden ser entrenados para comunicarse usando un complejo juego de símbolos, pero no pueden pronunciar una sola palabra útil, porque no tienen los movimientos faciales que se necesitan.
La mutación en el gen que permite el lenguaje se extendió durante los últimos 200.000 años, estima Enard basado en análisis de genes humanos en individuos de todo el mundo.
Es en esta época que emerge el ser humano anatómicamente moderno. El desarrollo del lenguaje puede ser un importante motor detrás de la expansión humana. Permitió que grandes cantidades de información pasaran de una generación a la siguiente, explicó Nowak.
Los investigadores no tienen en claro aún qué hace el gen FOXP2, pero piensan que actúa prendiendo y apagando otros genes. Dejando de lado ambas mutaciones halladas, el gen humano es idéntico al hallado en otras especies.


Esta nota hace referencia al descubrimiento del gen FOXP2 y al trabajo publicado en Nature el 4 de octubre de 2001.


Británicos hallan un gen asociado con el lenguaje y el habla


(Terra) Científicos de dos instituciones británicas dicen haber descubierto el primer gen vinculado con los trastornos del lenguaje y del habla. El descubrimiento suscita la esperanza de que la revolución genética esté próxima a identificar las raíces biológicas del pensamiento consciente y, quizás, aproximarse a lo que significa ser humano.
El FOXP2 no es específicamente un gen que permita el habla. Pero los investigadores dijeron haber hallado una mutación del gen, responsable de una proteína que permite el funcionamiento del circuito del lenguaje en el cerebro.
Algunos investigadores suponen que el descubrimiento quizás permita avizorar la mecánica del pensamiento cognitivo, el proceso de desarrollo del ser humano y aun la evolución humana a partir del reino animal.
Pero otros advierten que no se deben crear expectativas desmedidas por la versión averiada de un solo gen. Aun los investigadores que localizaron el FOXP2 dicen que su descubrimiento es apenas el comienzo .


Sus conclusiones aparecen en la edición actual de la revista Nature.


Un punto de partida


"Hemos identificado un gen que nos dará un punto de partida, y estamos buscando otros —dijo el autor principal del trabajo, Tony Monaco, director del Centro Wellcome Trust de Genética Humana en la Universidad de Oxford—. Se trata realmente del primer gen de genética del comportamiento".
Investigadores del equipo de Oxford y de la Unidad de Neurología Cognitiva Evolutiva del Instituto de Salud Infantil en Londres estudiaron tres generaciones de una familia numerosa en Inglaterra. Aproximadamente la mitad de sus 24 miembros están afectados por un trastorno que dificulta el movimiento de la boca, labios y lengua y crea problemas con los fonemas y la gramática, como el uso del tiempo verbal adecuado.
Si bien algunos miembros de la familia tuvieron resultados inferiores al promedio en las pruebas de inteligencia no verbal, otros no. Eso llevó a los investigadores a determinar que sus bajos resultados no eran un factor vinculado al trastorno. Los científicos creen que la mutación del FOXP2 deteriora la capacidad del gen para regular otros genes, lo que causa el trastorno.
Los investigadores lograron progresos cuando estudiaron a una persona con el mismo trastorno, no vinculada con la familia estudiada. El gen en este individuo se ve trastornado por una variante en la ADN del cromosoma 7. Localizada la mutación, los investigadores pudieron observar la misma mutación en el mismo lugar en la familia.
Algunos investigadores consideran prematuro vincular este estudio al debate acerca de si uno o más genes son los únicos responsables del lenguaje.
"Afirmar que hay un gen para el habla y el lenguaje todavía parece demasiado arriesgado", dijo Bruce Tomblin, profesor de patología del habla y audiología en la Universidad de Iowa.
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viernes, 23 de julio de 2010

Los poetas haciendo el lenguaje

Les presento un poema de Jorge Leonidas Escudero. Un argentino nacido en la provincia de San Juan en 1920.
Rescatando una función del lenguaje muy olvidada: la poética.

A otro hablar


¿Y qué puedo decir con la lengua trabada?:
esto, y la sombra piso,
palabras huecas alzo, tomo
de la cola un ratón y lo suelto,
no es lo que busco.


Ando a ver en qué ando, qué saber,
hallar mi centro fijo, un rastro, el carozo;
me respiro y no.

Una mujer ayer su cabellera puso,
venda en mis ojos;
pero no dejé de buscar lejanías.

Quiero decir hermosas, no razones,
palabras como hombres pétalos y estrellas,
seudópodos de mí hacia lo inaprensible.

Ando andando estas averiguaciones
a ver si se me desata la lengua.
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miércoles, 14 de julio de 2010

El lugar de los niños IV

En la Argentina se está desarrollando un debate acerca de la Ley de Matrimonio. Un sector de legisladores propone implementar derechos igualitarios y posibilitar a las personas del mismo sexo el ejercicio del matrimonio.
Se realizaron manifestaciones y concentraciones de apoyo a esta nueva ley y otras de repudio.
Me preocupa que algunas escuelas de credo católico movilicen niños a las marchas. Todos sabemos que el desarrollo cognitivo no permite en determinadas edades analizar cuestiones de índole abstractas, carecen de la destreza necesaria para dilucidar este tipo de conflictos.
Nuevamente se delega en los niños el rol de padre. Esta “parentalización” justifica en la sociedad la venta de productos a través de ellos, basta mirar las publicidades televisivas. Provocan el consumo. Generan rating. Asignar estas responsabilidades a los niños podría justificar también el trabajo infantil.
Pero en este caso específico, es notable también el cinismo. Quienes dicen defender derechos de la niñez a un padre y a una madre, niegan con la participación de los niños en las marchas un derecho fundamental: el de jugar y estudiar.

Comparto una nota publicada en el diario "Página 12" el 13/7/2010:

LA IGLESIA CONVOCO A UNA CONCENTRACION ESTA TARDE

Sileoni criticó "la utilización de los chicos" en las marchas contra el matrimonio igualitario
El ministro de Educación afirmó que "estamos en contra de todo tipo de puesta en escena de los chicos en una cuestión que es de grandes", en referencia a "la utilización de los chicos" de parte de establecimientos educativos religiosos en la marcha de esta tarde contra el proyecto de matrimonio entre personas del mismo sexo. En tanto, el Inadi convocó a participar de 20 a 20.30, en distintos espacios como el Obelisco, Plaza Flores y Parque Rivadavia, de una actividad que invita a hacer “Ruido por al Igualdad” con lo que se tenga al alcance de la mano

Sileoni fue consultado, tras inaugurar la XX Feria del Libro Infantil y Juvenil, sobre el llamado que hacen algunas escuelas religiosas a que sus alumnos vayan a los actos para rechazar el matrimonio gay. Afirmó que "estamos en contra de todo tipo de puesta en escena de los chicos en una cuestión que es de grandes".
El funcionario añadió en el Centro Municipal de Exposiciones que "no hablo sobre el fondo de la cuestión que está siendo tratado por quien debe, sino de la utilización de los chicos". Admitió que "quizás es discutible que -el tema del matrimonio de personas del mismo sexo- sea tratado por chicos de la escuela media, pero me parece que en discusiones de grandes tenemos que argumentar los grandes". Insistió respecto de las marchas, que los chicos "deberían estar ajenos a todo eso, porque nos cuesta mucho a toda la sociedad que haya 180 días de clases".
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lunes, 5 de julio de 2010

Fútbol y Lenguaje

Ahora que terminó el Mundial, por lo menos para nosotros los argentinos, presento una adaptación de un ensayo de Pier Paolo Pasolini. El original pueden leerlo en:
http://www.pasolini.net/madrid-saggi08.htm
Hay otro escrito maravilloso que relaciona el fútbol y el lenguaje escrito por mi amigo Fernando Baralo. En cualquier momento lo ponemos en el Blog.
Pero por ahora nos conformamos con lo que escribió el escritor, poeta y director de cine italiano.
Aclaro que lo escrito en cursiva son agregados mios para acercar aún mas los conceptos de Pasolini.

El fútbol es un lenguaje con sus poetas y prosistas

¿Qué es una lengua? Un sistema de signos, responde, de la manera más exacta hoy, un semiólogo. Pero un sistema de signos no es sola y necesariamente una lengua escrito-hablada.
Cada lengua (sistema de signos escritos-hablados) posee un código general.
Sin embargo, cada lengua está articulada en varias sublenguas, de las que cada una posee un subcódigo: así pues, los médicos se comprenden entre sí -cuando hablan su jerga especializada- porque cada uno de ellos conoce el subcódigo de la lengua médica. (A partir de Bajtín entenderíamos esto como género discursivo).
El fútbol es un sistema de signos, o sea un lenguaje. Tiene todas las características fundamentales del lenguaje por excelencia, el que nosotros nos planteamos en seguida como término de confrontación, o sea el lenguaje escrito-hablado.
De hecho, las palabras del lenguaje del fútbol se forman exactamente igual que las palabras del lenguaje escrito-hablado. Ahora bien, ¿cómo se forman estas últimas? Se forman a través de la llamada doble articulación, o sea a través de las infinitas combinaciones de los fonemas.
Los «fonemas», por tanto, son las «unidades mínimas» de la lengua escrito-hablada. ¿Queremos divertirnos definiendo la unidad mínima de la lengua del fútbol? Veamos: Un hombre que usa los pies para patear una pelota es tal unidad mínima: tal podema (si queremos seguir divirtiéndonos). Las infinitas posibilidades de combinación de los podemas forman las palabras futbolísticas: y el conjunto de las palabras futbolísticas forma un discurso, regulado por auténticas normas sintácticas.
Los podemas son veintidós (casi igual que los fonemas del Rio de la Plata): las palabras futbolísticas son potencialmente infinitas, porque infinitas son las posibilidades de combinación de los podemas (en la práctica, los pases entre jugador y jugador); la sintaxis se expresa en el partido, que es un auténtico discurso dramático.
Los cifradores de este lenguaje son los jugadores, nosotros, en las tribunas, somos los descifradores: así pues, poseemos en común un código.
Quien no conoce el código del fútbol no entiende el significado de sus palabras (los pases) ni el sentido de su discurso (un conjunto de pases).

No soy ni Roland Barthes ni Greimas, pero como aficionado, si quisiera, podría escribir un ensayo mucho más convincente que esta mención, sobre la lengua del fútbol. Pienso, además, que se podría escribir también un bonito ensayo titulado Propp aplicado al fútbol: porque, naturalmente, como toda lengua, el fútbol tiene su momento puramente instrumental, rigurosa y abstractamente regulado por el código, y su momento expresivo.

En efecto, antes he dicho que toda lengua se articula en varias sublenguas, cada una de las cuales posee un subcódigo.

Pues bien, en la lengua del fútbol se pueden hacer también distinciones de este tipo: también el fútbol posee unos subcódigos, desde el momento que, de ser puramente instrumental, pasa a convertirse en expresivo.

Puede haber un fútbol como lenguaje fundamentalmente prosístico y un fútbol como lenguaje fundamentalmente poético.

Así, precisamente por razones de cultura y de historia, el fútbol de algunos pueblos es fundamentalmente en prosa: prosa realista o prosa estetizante (este último es el caso de Italia), mientras que el fútbol de otros pueblos es fundamentalmente en poesía.

En el fútbol hay momentos que son exclusivamente poéticos: se trata de los momentos del gol. Cada gol es siempre una invención, es siempre una perturbación del código: todo gol es ineluctable, fulguración, estupor, irreversibilidad. Precisamente como la palabra poética. El máximo goleador de un campeonato es siempre el mejor poeta del año. El fútbol que expresa más goles es el fútbol más poético.

También la gambeta es de por sí poética (aunque no siempre como la acción del gol). De hecho, el sueño de todo jugador (compartido por todo espectador) es salir del centro del campo, gambetear a todos y hacer el gol. Si, dentro de los límites permitidos, se puede imaginar en el fútbol una cosa sublime, es precisamente ésta. Pero no sucede jamás. (Cuando Pasolini escribió esto todavía no se había jugado el Mundial 86 y Diego Maradona no le había hecho el fantástico gol a los ingleses, que no llegó a ver porque falleció en 1975).

¿Quiénes son los mejores gambeteadores del mundo y los mejores goleadores? Los brasileños. (¿Podríamos discutirlo?, por supuesto).

Por lo tanto, su fútbol es un fútbol de poesía: de hecho, en él todo está basado en la gambeta y en el gol.

El catenaccio (encadenado) y la triangulación (que Brera (1) llamó geometría) es un fútbol de prosa: en efecto, está basado en la sintaxis, o sea en el juego colectivo y organizado: es decir, en la ejecución razonada del código. Su único momento poético es el contraataque, con el gol añadido (que, como hemos visto, no puede más que ser poético). En definitiva, el momento poético del fútbol parece ser (como siempre) el momento individualista (gambeta y gol; o pase inspirado).

El fútbol en prosa es el del llamado sistema (el fútbol europeo): su esquema es el siguiente:



El gol, en este esquema, está encomendado a la conclusión, a ser posible de un poeta realista como Riva (2), pero debe derivar de una organización de juego colectivo, basado en una serie de pases geométricos ejecutados según las reglas del código.

El fútbol en poesía es el del fútbol latinoamericano: su esquema es el siguiente:



Esquema que para ser realizado debe requerir una capacidad monstruosa de gambetear (cosa que en Europa es repudiada en nombre de la prosa colectiva): y el gol puede ser inventado por cualquiera y desde cualquier posición. Si gambeta y gol son los momentos individualistas-poéticos del fútbol, es por eso que el fútbol brasileño es un fútbol de poesía.

(1) Gianni Brera. (8/9/19 – 19/12/92) Periodista y novelista. Considerado como el periodista deportivo más influyente de Italia.

(2) Luigi "Gigi" Riva (Leggiuno, Provincia de Varese, Italia, 7 de noviembre de 1944) Futbolista italiano, para algunos expertos, el mejor delantero que ha existido en Italia tras la II Guerra Mundial.
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jueves, 1 de julio de 2010

Cuerpo y Lenguaje

Fragmentos de "Lo que su cuerpo dice de usted". Leonor L. Corsunsky.(ed. Nuevos Tiempos):
"Una mujer que no podía mover los brazos pudo, sin embargo, elevarlos en el gesto de tender ropa en la terraza; un hombre superó su parálisis ante el sonido de un nombre, “Evita”: en estos ejemplos extremos, y en otros, la autora explora la relación entre el cuerpo, la palabra y la acción.
El lenguaje de los pacientes sobre su cuerpo no es el lenguaje de la anatomía. En los niños pequeños esto es más sencillo de comprender. Los pediatras saben muy bien que cuando un niño dice “Me duele la panza”, hay que preguntarle: “La panza, ¿dónde?”. Cuando el niño señala, el médico decodificará si “panza” es estómago, intestino, hígado, bazo, o incluso el niño puede sorprendernos señalándose cualquier otra parte del cuerpo. Concluimos que, aunque el niño posee en su organismo un hígado o un bazo, no lo posee en el esquema corporal.
En los adultos, los profesionales que efectuamos abordajes desde el cuerpo también hacemos una decodificación. Cuando un adulto dice “A mí me duele la espalda”, también le pedimos que se señale dónde, antes de hacer la palpación. Si señala el ángulo súpero interno del omóplato, pensamos que el músculo comprometido puede ser el angular del omóplato; si señala el costado de una vértebra, suponemos que podría tratarse de algún paravertebral, y haremos cierto examen correspondiente para diagnosticar. Pero en el lenguaje del paciente no existe tal cosa como “angular del omóplato” o “paravertebrales”. Nos movemos en un doble registro: lenguaje vivenciado, expresado por el paciente, y lenguaje académico. A la gente le duele “el pecho”, no el pectoral mayor.
El lenguaje lleva implícita una valoración. Ante los primeros pasos de un niño, en general los padres reaccionan alborozados: “¡Camina!”. No es lo mismo que el modo apático con que yo vi reaccionar a unos padres que tenían nueve hijos: cuando el último comenzó a caminar, sin cambiar la modulación de su voz observaron: “Camina”. Este niño, como cualquier otro, neurológicamente había alcanzado la etapa que se esperaba. Pero la inscripción del logro puede ser diferente según cómo sea recibido por los progenitores. Las personas que asistimos también inscriben sus logros afectivamente, no sólo “neuronalmente”. Cuidamos de que lleguen a alcanzar mejoras y también debemos cuidar cómo recibimos esas mejoras.
Maurice Merleau-Ponty afirmó que “el esquema corporal no es el calco de la anatomía, ni siquiera la conciencia global de las partes del cuerpo”. Hay una anatomía académica y un lenguaje sobre el propio cuerpo que no se corresponde con ella, tanto como hay un esquema corporal que no es el calco de la anatomía. Cuando prestamos atención al lenguaje que utiliza el paciente para referirse a su cuerpo y sus dolencias estamos prestando atención a su esquema corporal.
En relación con esto, encuentro ilustrativa, en la película Milagro para Lorenzo, una escena en la que los médicos llevan al pequeño de seis años a un ateneo. El joven médico que hace la presentación del “caso” se refiere a su padecimiento en un lenguaje académico. Lorenzo está sentado en su silla de ruedas; escucha, mira ese anfiteatro repleto de gente vestida de guardapolvo blanco, pregunta qué hacen ahí. En realidad está exigiendo su derecho, como sujeto, a ser informado y dar su consentimiento. El joven médico sigue explicando la afección y describe los síntomas y signos de Lorenzo: “hemianopsia, nistagmo. Los reflejos pupilares están intactos. No hay atrofia óptica. Ya hay señales de daño en el lóbulo occipital. En el habla alterada buscamos los extremos de la patología. Hacia el centro la disfasia y periféricamente la disartria”. A continuación invita al niño a caminar, a fin de que la concurrencia pueda apreciar el daño: “Camina así debido a los reflejos, pero exacerbado por la paresia...”. Entonces, Lorenzo interrumpe la marcha y le dice decididamente al médico que sólo seguirá caminando si él deja de hablar así.
Aquí podemos recordar las palabras de Françoise Dolto, cuando decía que mucho se habla sobre el niño, pero poco se le habla al niño. Afortunadamente, Lorenzo tenía padres que le hablaban a él.
En cuanto a los gestos y modos de moverse, también son un lenguaje. Aunque no sean palabras articuladas, quieren decir algo. Observemos los movimientos rígidos y rectos en los saludos y marchas militares de todos los países. Sólo pueden lograrse tras un largo y preciso entrenamiento. Contradicen lo que conocemos sobre la fisiología articular. Kabat ha descrito muy bien que todos los movimientos incluyen componentes en diagonal. Kapandji y otros autores lo han explicado bien: las superficies de las carillas articulares son bellamente curvas. Los movimientos rectos contradicen la naturaleza de las articulaciones. Se parecen a eso de que “la letra con sangre entra”.
Broche imaginario
Veamos dos casos clínicos. El primero es el de Doña Teresa, paciente internada por una secuela de accidente cerebrovascular (ACV). A esa altura del tratamiento, era difícil discernir si la dificultad en el movimiento de sus manos era por el tipo de ACV, por una falta de interés en ella misma, por un tratamiento insuficiente o por la combinación de todos esos factores. Lo que recuerdo es que un día, definitivamente derrotada, me senté en el borde de su cama y, por decir algo, le dije: “Lindo día, ¿no?”. Y ella, con su acento italiano, dijo algo así como: “Lindo día para colgar la ropa en la terraza”. Yo le dije: “A ver, Doña Teresa, muéstreme cómo es colgar la ropa en la terraza”. Y ella, muy torpemente, hizo un gesto y colocó broches imaginarios.
Se me hizo presente la imagen de Doña Teresa sana, robusta, al sol, en la terraza tendiendo la ropa. Probablemente la dedicación de su vida habían sido las tareas de la casa, y había habido momentos felices al sol, tendiendo ropa. En ese momento comprendí que había empezado a usar la expresión corporal en la clínica y que ésta no provenía de un repertorio expresivo, sino que era tomada de la vida misma de la persona. Y entonces, tomando a Merleau-Ponty cuando, acerca del jinete, dice que sigue sintiendo su mano porque su único modo de ser en el mundo es con una mano sosteniendo una rienda, podría decirse que para esta paciente su modo de ser en el mundo era con unos brazos tendiendo la ropa.
Otro caso es el de Juan, también internado por una hemiparesia, secuela de un ACV, en el Policlínico Gregorio Aráoz Alfaro. Se hallaba ligeramente confundido. “¿Dónde estoy?” Le contesté: “En el Policlínico Aráoz Alfaro”. No dio señales de entender. Aclaré: “El que antes se llamaba Evita”. El paciente, suspirando, levantó los brazos: “Evita...”, dijo. Y el brazo con la secuela del ACV ¡subió!, aunque menos que el otro. La sola mención de Evita había sido suficiente para que remedara el gesto de elevar sus brazos. Una sola palabra, teñida de carga afectiva, estableció una conexión neuronal; un solo nombre, que para él estaba cargado de sentido.
En el primer caso, el de Doña Teresa, fue la evocación de una acción. En el segundo, una palabra. Somos sujetos históricos; cuerpo y nombres."


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viernes, 25 de junio de 2010

martes, 22 de junio de 2010

Lengua de señas, Mundial 2010

Señas de los países que participan en la Copa del mundo Sudáfrica 2010.
De "JuancitoD" en YouTube.



Según un comentario de "alerost" estos son los países que nombra, en Lengua de Señas Argentina:


Grupo A: Sudáfrica, Uruguay, Francia y México

Grupo B: Argentina, Grecia, Nigeria y Corea del Sur

Grupo C: Inglaterra, Eslovenia, EEUU y Argelia

Grupo D: Alemania, Servia, Australia y Ghana

Grupo E: Holanda, Japón, Camerún y Dinamarca

Grupo F: Italia, Paraguay, Nueva Zelanda y Eslovaquia

Grupo G: Brasil, Corea del Norte, Portugal y Costa de Marfil

Grupo H: España, Chile, Suiza y Honduras

viernes, 18 de junio de 2010

Adios Saramago

Gracias por tus libros.

Este es un corto escrito y narrado por José Saramago. Eternamente gracias poeta.

lunes, 14 de junio de 2010

El reflejo de las palabras

Transcribo unos párrafos de un libro: "El reflejo de las palabras" de Kader Abdolah, un escritor iraní.
Si bien la novela no me pareció muy buena, resulta interesante lo que sucede con el protagonista: Aga Akbar. Es una persona sordomuda que con un sistema sígnico creado por él mismo, basándose en  la escritura cuneiforme que perdura en una caverna de su pueblo, escribe un libro con sus memorias. Este libro es traducido luego por su hijo Ismail, uno de los narradores. En el párrafo que sigue aparecen los mecanismos constitutivos que permitieron a Aga Akbar ser un escritor, a pesar o por la sordera.

"Hayar parió siete hijos, el menor de los cuales, Aga Akbar, nació sordomudo. La madre se percató de ello al primer mes. Veía que no reaccionaba, pero se negaba a creerlo. Nunca lo dejaba solo ni permitía que otros estuvieran mucho tiempo con él. Aguantó así seis meses. Aunque todos sabían que el niño era sordo, Hayar no consentía que nadie hiciera mención de ello. Por fin el hermano mayor de Hayar, Kazem Kan, consideró que era hora de intervenir. Él era un hombre libre, que solía cabalgar por la montaña. Era poeta y vivía solo en las afueras del pueblo, aunque nunca le faltaba una mujer. Los aldeanos veían siempre nuevas figuras femeninas en la luz que se reflejaba en la ventana de su casa.
Nadie sabía a qué se dedicaba ni adónde iba cuando salía, montado en su caballo.

Si había luz en la casa, significaba que estaba allí. «El poeta está en su casa», decía la gente.

No se sabía más de él, pero cuando lo necesitaban, siempre se mostraba dispuesto a echar una mano. En esas ocasiones se erigía en la voz de la comunidad. Si el cauce seco se llenaba de repente y el agua inundaba las casas de los aldeanos, acudía enseguida al galope y encontraba la manera de detener la corriente. Si de pronto morían varios niños y las madres temían por la vida de sus hijos, Kazem Kan aparecía montado en su caballo con un médico en la grupa. Y para los novios de turno que se casaban en el pueblo era un honor que él se acercara un momento a la boda.

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Un día, Kazem Kan entró cabalgando en el patio de la casa de Hayar, se detuvo a la sombra del árbol centenario y, sin bajarse del animal, exclamó:

—¡Hayar! ¡Hermana!

Ella abrió la ventana.

—Bienvenido, hermano. ¿Por qué no entras?

—Pásate por mi casa esta tarde con tu hijo. Quisiera hablar contigo.

Hayar supo que Kazem Kan quería hablarle de Akbar. Comprendió que ya no podía ocultarlo.

Al caer la tarde, se ciñó el niño a la espalda y subió la colina donde estaba la casa que los aldeanos llamaban «joya caída entre los viejos nogales».

Kazem Kan fumaba opio, una costumbre que contaba con la aceptación general e incluso era considerada una señal de su nobleza poética.

Había encendido el fuego del hornillo, la pipa descansaba en la ceniza caliente recién formada, y en un platillo había opio picado de color marrón amarillento. El samovar estaba hirviendo.

—Siéntate, Hayar. Luego podrás calentarte algo de comida. A ver, pásame al niño. ¿Cómo se llamaba? ¿Akbar? ¿Aga Akbar?

Ella vaciló un momento y le tendió el pequeño a su hermano.

—¿Qué edad tiene? ¿Siete, ocho meses? Ve a tomar algo; quisiera estar un rato a solas con él.

La mujer sintió un gran peso sobre los hombros. No podía comer. Se puso a llorar.

—¡No, Hayar, no! No debes llorar. No te lamentes. Si lo escondes y te resignas, no conseguirás sacarlo de su ignorancia. Durante estos siete u ocho meses no ha visto nada, no ha hecho nada, no ha tenido un verdadero contacto con su entorno. En la montaña me encuentro con niños sordos y mudos por todas partes. Hemos de procurar que la gente hable con él. Lo único que necesitamos es una lengua, un lenguaje de gestos. Tendremos que crearlo nosotros. Yo te ayudaré. A partir de mañana, dejarás que también otros se ocupen de tu hijo. Permite que la gente entre en contacto con él, cada uno a su manera.

Hayar se llevó al niño a la cocina, y allí volvió a prorrumpir en lágrimas. Lágrimas de alivio.

Al rato, después de haberse fumado varias pipas de opio y sintiéndose por ello algo ligero y alegre, Kazem Kan fue a sentarse junto a su hermana.

—Escúchame, Hayar. No sé por qué, pero siento que debo influir en la vida de este niño. Nunca he tenido esta sensación con tus otros hijos, sobre todo por ser retoños de ese caballero, con quien prefiero no tener ninguna relación. Pero antes de que te marches, he de decirte algunas cosas importantes para el futuro de tu hijo. Y el caballero debe saber que yo soy el tío de Akbar.

Al día siguiente, Hayar llevó al niño a la casa del monte Lalezar. Era la primera vez que le enseñaba al padre alguno de sus hijos. Llamó a la puerta del estudio y entró con Akbar en brazos. Se detuvo un instante, pero luego depositó al niño encima del escritorio y dijo:

—Mi hijo es sordomudo.

—¿Sordomudo? ¿En qué puedo ayudarte?

Hayar tardó en mirarlo a los ojos.

—He venido a pedirle que le dé su apellido.

—¿Mi apellido? —preguntó sorprendido el caballero.

—Si se lo da, nunca más volveré a importunarlo —añadió Hayar.

Él guardó silencio.

—En más de una ocasión usted me dijo que yo le agradaba y que me guardaba respeto, y que siempre podría pedirle lo que quisiera. Nunca lo he hecho, porque nunca he necesitado nada. Ahora le ruego que le conceda a mi hijo su apellido. Sólo eso. No le pido ninguna herencia. Haga constar el apellido de Akbar en algún papel.

—Dale algo de comer para que deje de llorar —contestó el caballero tras una larga pausa. Se incorporó, abrió la ventana y llamó a su criado—. Ve a buscar al imán ahora mismo y tráelo aquí. Lo espero.

El clérigo no tardó en acudir. El príncipe se encerró con él en el estudio, mientras Hayar esperaba en otro cuarto. El religioso anotó unas frases en su libro y a continuación redactó un acta, que firmó el caballero. Todo se solventó en un santiamén, y el imán volvió a partir en su burro.

—Aquí tienes, Hayar. Esto es lo que querías. Pero no olvides una cosa: esconde ese papel en alguna parte y mantenlo en secreto. Sólo podrás enseñárselo a otras personas cuando yo muera.

Ella lo ocultó bajo la ropa y quiso besarle la mano al caballero.

—No hace falta, Hayar. Puedes irte a casa. Y pásate por aquí de vez en cuando. Siempre te lo he dicho, y te lo repito de nuevo: es cierto que me agradas, y desearía seguir viéndote.

La mujer volvió a ceñirse el niño a la espalda y se marchó. Mientras descendía las montañas, fue consciente de que su hijo llevaba un antiguo e ilustre apellido: Aga Akbar Majmud Jazanviye Jorasani."
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miércoles, 9 de junio de 2010

El castigo y la palabra

Estas reflexiones surgieron mirando una película: “21 gramos”, escrita por Guillermo Arriaga y dirigida por Alejandro González Iñárritu. El reparto está compuesto por Sean Penn, Naomi Watts y Benicio Del Toro, entre otros.
Uno de los personajes es un fanático religioso que durante la cena reprende a su hijo utilizando palabras bíblicas. Más allá del castigo, que un niño puede comprender cuando es impuesto por su padre, quiero pensar acerca del discurso que lo acompaña.
Todos los niños adquieren su bagaje conceptual, pueden conocer el mundo, mediante el diálogo en el hogar. Pero en este caso las palabras del padre aparecen como ajenas. Está atrapado en un tejido de poder: son palabras que hacen ver, hacen creer y hacen actuar.
En la escena de la película el niño es víctima de un castigo que no puede comprender, que excede al padre. Es una reprimenda impuesta por un orden ajeno, un orden religioso. Noten que después de los golpes el padre dice: “en esta casa no se pega”.
Hay ocasiones en que las palabras no sólo reflejan la realidad, crean una realidad. Cuando la influencia de los discursos sobre uno mismo y sobre los demás alcanza esta dimensión, la mayoría de las veces lo hace de una forma destructiva.
Les dejo el enlace del video en YouTube para que puedan ver la escena:

http://www.youtube.com/watch?v=xFg23rgbtY4
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viernes, 21 de mayo de 2010

Los pueblos originarios

La Presidenta de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, recibió ayer a los integrantes de las comunidades originarias que marcharon hasta la Plaza de Mayo en Buenos Aires.
Se preguntarán qué tiene que ver esto con el lenguaje.
Resulta que defender la cultura de las comunidades originarias es defender su lengua que puede desaparecer. Las personas se preocupan por salvar animales y plantas, pero olvidan el lenguaje. Resulta imporntante pensar lo que significa la pérdida de una lengua.
"Cuando una lengua desaparece, no son sólo palabras las que se pierden. Cuando se muere una lengua, es una visión del mundo lo que desaparece", dijo el poeta Nicaraguense Ernesto Cardenal.
Esta visión del mundo implica la interconexión con la naturaleza. Si estas culturas desaparecen, ellas y su íntima relación con la naturaleza se perderán para siempre.  Así, se deviene en una uniformidad  del saber del poderoso sobre el del conquistado. Esto pone en riesgo, por ejemplo, a la diversidad de cultivos a nivel global, y nuevas fuentes de medicinas podrían perderse también como resultado de la extinción de los idiomas, las culturas y las tradiciones indígenas.
Entre otras cosas, dentro del petitorio, los integrantes de las comunidades solicitaban que en sus escuelas se imparta una educación bilingüe que rescate su idioma.
Creo que todos los que nos interesamos por el lenguaje y por la educación debemos apoyar esta iniciativa, propiciar la protección de las lenguas, patrimonio inmaterial de la humanidad, y preservar la diversidad cultural.




miércoles, 19 de mayo de 2010

Leeme los labios

Un video muy interesante de un blog que visito.
Encuentren en los títulos del costado derecho "Mi lista de Blogs" y entren a "Leeme los labios", vale la pena.

Palabra y Poesía

El Diccionario de la Lengua Española, 1992, Real Academia Española, nos dice que "palabra" proviene del latín “parabola” y es el segmento del discurso unificado habitualmente por el acento, el significado y pausas potenciales inicial y final. La palabra puede ser estudiada desde diversos enfoques: -criterio fonológico: segmento limitado por pausas que constituyen el núcleo posible de un grupo acentual. – criterio funcional: la palabra es una unidad dotada de una función (aunque existen unidades mayores y menores que la palabra) -criterio semántico: la asociación de un sentido dado y un conjunto de sonidos dados dentro de una función gramatical -criterio morfológico: la palabra es la mínima forma libre, caracterizada por la posibilidad de aparecer libremente en cualquier posición de de cadena hablada.
Pero, a diferencia del diccionario las palabras tienen vida. Vuelan en los enunciados creando e incorporando sentido en el vuelo. Se hacen infinitas desde su existencia discreta. Se llenan de voces, de música, de matices. Igualitas en el código se hacen irrepetibles en su recreación.
Por eso son los poetas quienes mejor las definen.

Beatriz Arias en su libro "Pájaro en fuga" dice:

"La palabra que es alta como la sed de un ala
cazadora invencible de niños y ciudades
juega en su arco luminoso como un bailarín
que apuesta a su ilimitado trámite de sueños,
va de su cristal redondo buscándose en las ramas
vencidas de la tarde
y luego cae, lentamente
hacia el último beso del mar
en el silencio"

miércoles, 5 de mayo de 2010

El lugar del niño III, juegos de adultos

Muchas veces se toma a los niños como si fueran adultos pequeños. Una muestra de esto son las clasificaciones que suelen hacerse de los trastornos del lenguaje, en las que se adecúan los síntomas observables en adultos afásicos a la patología infantil. Claro... se antepone la palabra "retardo".
Pero en este caso pienso en los juegos que se les proponen y en la forma en que se les habla. Se suele creer que nuestro dominio del lenguaje es común a ellos.
"De él se habla mucho pero, a él, no se le habla" Dice Françoise Doltó, refiriéndose a los niños.
Observen este corte de la película "La familia" de Ettore Scola. En ella el director italiano nos muestra las rutinas de una familia de clase media en Roma. Recorre ochenta años en la vida y el recuerdo de Carlo (Vittorio Gassman), donde se lo describe en su situación vivencial. El pasillo de la amplia casona en que conviven generaciones de la misma familia es lo que une las distintas piezas, es el espacio común entre los miembros familiares. En este escenario se desarrolla la escena que recorté. Vean el "juego" entre tío y sobrino.

viernes, 30 de abril de 2010

El lenguaje en el aula según una escritora

Este es un artículo de Angela Pradelli, docente y escritora. Me parece muy interesante tanto para terapeutas como para docentes.
Lo comparto:

En la lengua se juega la identidad
Todo buen profesor sabe que, en el aula, cuando el lenguaje circula con vida entre docentes y alumnos, se construye una visión del mundo sostenida en la subjetividad de cada uno. La libertad es entonces la herramienta clave del aprendizaje.


Hace cinco años, en el marco del Congreso Internacional de la Lengua Española que se celebró en Rosario, escuché a un poeta, el escritor nicaragüense Ernesto Cardenal, afirmar respecto a la muerte de las lenguas: "Cuando una lengua desaparece, no son sólo palabras las que se pierden. Cuando se muere una lengua, es una visión del mundo lo que desaparece". Partiendo de Cardenal, podemos llegar también a la otra orilla y preguntarnos: para que la lengua viva en las aulas, ¿qué es lo que se enseña y qué se aprende?

Los profesores, en nuestras clases, tenemos que valorar la vacilación de la lengua como algo sagrado, preservarla en lo insondable de la materia que enseñamos. Escribir una oración breve puede ser una operación compleja y dificilísima. Se ponen en juego no sólo la circulación de las palabras, también los silencios, las jergas, la cadencia, el fraseo. El lenguaje corre allí con su energía creadora. La polisemia de la lengua es casi permanente: es imposible hablar sin matices, es imposible desatender a la vitalidad de ciertas frases y tonos. Los acentos de un poema nos revelan un mundo y nos ocultan otros. La intensidad de una prosa que nos afecta puede perturbarnos.

Los alumnos que leen y escriben poesía en el aula se acercan al secreto más misterioso de la creación. Cuando los estudiantes elaboran argumentaciones y construyen relatos hablan también, siempre, de su propia identidad. Vivimos en un mundo que se desborda de señales, que está repleto de mensajes. Cada gesto, cada color, las posturas, incluso los silencios tienen algo para decirnos.

Pero necesitamos las palabras para cargar a cada uno de ellos de cierta significación. El punto y las comas marcan la respiración de nuestras enunciaciones. Cuando los alumnos construyen sus textos, orales o escritos, deciden también, en la compleja red de la sintaxis, dónde acontecerán sus propios silencios. En la construcción de textos los silencios ya no son sólo límites del lenguaje. En el silencio se oye el eco de la palabra que está presente incluso allí, en su ausencia.

El lenguaje tiene reflejos a partir de los cuales se instala en la creación. Los discursos que acontecen en el aula, los discursos de los otros y los propios, laten en la capacidad de su propia invención. Nada queda fuera: los enunciados de los medios, las conversaciones entre amigos y con las parejas, los mensajes de las autoridades de la escuela, la historia, la filosofía, el cine, la matemática, los blogs, el chateo, los muros del Facebook, los mensajes de texto, las canciones.

Nuestros enunciados, personales y también sociales, nuestros discursos amorosos, profesionales, los diálogos entre alumnos y docentes, cualquiera de nuestros discursos opera sobre una gramática compleja y traza un mapa de nuestra subjetividad. En los pliegues más remotos de nuestra intimidad hay elementos sociales y públicos que inciden en ella y la determinan. Es imposible no oír las distintas lenguas que circulan dentro de la misma lengua.
La riqueza de una clase puede ser ilimitada si valoramos los espacios de los diálogos "interlinguales". La capacidad del lenguaje es tremenda. Por la lengua construimos una mirada personal sobre el universo, nuestra propia humanidad depende de nuestras palabras.
La respuesta a qué se enseña y qué se aprende en las clases de lengua la encontramos también en aquel poeta nicaragüense cuando en Rosario habló de la vida de las lenguas. Hacia allí van los aprendizajes, hacia la construcción de una visión del mundo. En el aula, cuando el lenguaje circula con vida entre alumnos y profesores -en las bocas, los cuadernos, las pantallas- se construye, sobre todo, una visión del mundo.

Aunque por momentos, o quizás por eso mismo, el lenguaje se ponga imposible y nos haga balbucear a todos con una lengua de trapo. "Tropezamos, dice George Steiner, en ocasiones visceralmente con impalpables pero rígidos muros de lenguaje. El poeta, el pensador, los maestros de la metáfora, hacen arañazos en ese muro. Sin embargo, el mundo, tanto dentro como fuera de nosotros, murmura palabras que no somos capaces de distinguir."

La intensidad de las palabras que se dicen puede ser tan potente como el vigor de las palabras que se callan. Los que hemos hecho de la lectura y de la escritura los ejes de los aprendizajes, construimos las clases sobre estas dos columnas que nos sostienen y nos permiten atravesar con nuestros alumnos los umbrales siempre infinitos que nos internan en el nervio de las palabras, en la ambigüedad, y también en la música, los sonidos y en el silencio.

viernes, 23 de abril de 2010

El lugar del niño II, afecto y estímulo

En la entrada anterior presenté una nota periodística sobre un estudio que realizaron Fonoaudiólogas de La Plata. Muestran en él la incidencia de alteraciones del lenguaje en alumnos de zonas periféricas de esa ciudad. Cuentan que estas dificultades parecen remitir a falta de estímulos en el hogar.
Quiero agregar que muchas veces encontramos trastornos del lenguaje de este tipo en alumnos de escuelas a las que asisten clases acomodadas. No sólo los alumnos de barrios alejados. Niños de la ciudad pueden presentar también síntomas que remiten a esta falta de estímulos.
Aunque prefiero hablar de funciones maternas y paternas que no logran instalarse. De aquello que conforma el diálogo entre padres e hijos, en cualquier clase social.
Prefiero mostrar lo que en la afectividad resuena en la palabra.
Observen esta historieta. ¿No nos encontramos con el eco de muchos pacientes y alumnos?

miércoles, 21 de abril de 2010

ESTUDIO DEL COLEGIO DE FONOAUDIOLOGOS PLATENSE

Este es un estudio del Colegio de Fonoaudiólogos de La Plata. Salió en el diario "Clarín", quiero creer que no sea una mentira clásica de ese pasquín.

"La mitad de los chicos de preescolar, con trastornos del habla
Son alumnos de 4 y 5 años de jardines municipales de la capital bonaerense."

Un estudio realizado en jardines de infantes de La Plata determinó que poco más del 50% de los niños presenta trastornos en el lenguaje y en el habla. Son alumnos de entre 4 y 5 años de establecimientos ubicados mayormente en zonas periféricas de la capital bonaerense. Según el diagnóstico elaborado por un equipo del Colegio de Fonoaudiólogos de La Plata, estas deficiencias son atribuibles a falta de estímulos en el hogar y pueden provocar inconvenientes en el desarrollo de la capacidad de lectura y escritura en años posteriores. Advierten que algunos episodios de violencia adolescente derivan de la carencia de posibilidades de resolver un conflicto con palabras.

El trabajo se hizo en colegios de gestión municipal. Los profesionales relevaron 612 chicos que asisten a las últimas salitas del jardín. De ese universo, 310 menores manifestaron defectos en la articulación de palabras y disminución en el nivel de comunicación.

Los inconvenientes en el lenguaje espontáneo de niños en edad escolar se pueden revertir con tratamientos específicos. Y -atendidos a tiempo- no dejan secuelas, explicó la fonoaudióloga Mara Alejandra Rodríguez Moreda, encargada del estudio.

En La Plata funcionan 32 centros educativos gestionados por la Municipalidad. Tienen una matrícula total de 3.850 estudiantes. Están ubicados en barrios y localidades alejadas del centro. Son 10 servicios de educación inicial y poco más de 30 que tienen asistencia maternal, explicaron en la Dirección de Educación de la comuna.

La actividad académica se complementa con comedores que dan desayuno, almuerzo y merienda. Y están supervisados por un grupo de asistentes sociales, psicopedagogos, fonoaudiólogos y terapeutas.

Los controles de voz a los menores se iniciaron hace dos años. Se hicieron entrevistas y contactos con los alumnos en varias jornadas de clases. Los trastornos detectados se arrastran desde los primeros meses de vida, aclaró Rodríguez Moreda. Y aseguró que con tratamientos a cargo de profesionales se pueden revertir. Este tipo de dificultades no las advierten los padres porque consideran que no se trata de una urgencia. Por eso, la especialista sugiere la prevención y la necesidad de controles desde la educación formal, con el trabajo de equipos interdisciplinarios

miércoles, 7 de abril de 2010

El lugar del niño





¡NO SON NIÑOS JUGANDO!
Son la policía infantil. (http://www.policiainfantil.com.ar/). En la página dice textualmente: "se formaron para complementar la educación integral de los jóvenes, fortaleciendo valores individuales y grupales con la consigna de "Servir" a los demás".

Pareciera que se intenta adjudicar a los niños responsabilidades que no les pertenecen. Sabemos que no está en los niños apropiarse de las diferencias entre el bien y el mal ¿Está en los niños "servir" a los demás? ¿En función de qué parámetros? Para los niños lo que está mal es aquello que enoja a sus padres.
¿Dónde queda el juego cuando el espacio de ficción, su imaginario, se confronta con una realidad como esta?

Pero nuevamente se intenta desplazar el lugar de los niños. Esta vez proponiendo dar educación "en cuarteles" a jóvenes en estado de pobreza.
“Esta barbaridad tiene relación con la policía juvenil. Se usa la misma excusa, la de solucionar el problema sacando a los chicos pobres de la calle. A esos chicos a los que no se les da la posibilidad de acceso a las políticas públicas, se les inventa una política diferencial. Es una aberración, es la exclusión en la exclusión. ¿Les quieren enseñar oficios? Escuelas técnicas hay muchísimas en el país y de primer nivel, pero ahí no se pretende llevarlos”. Dice la directora ejecutiva del Casacidn, la entidad encargada de la vigilancia de los derechos de la niñez en el país

Puede pensarse una sociedad en función de lo que hace con los niños. Sería interesante reflexionar a partir de esta realidad ¿No les parece?

PRIMERA ENTREVISTA

"Hay toda clase de historias. Algunas nacen al ser contadas, su substancia es el lenguaje y antes de que alguien las ponga en palabras son apenas una emoción, un capricho de la mente, una imágen o una intangible reminiscencia." Isabel Allende, "El Plan Infinito".

Cuando leí este párrafo pensé súbitamente en las historias que ocupan cotidianamente mi trabajo: las Historias Clínicas. Todas comienzan en una primera entrevista en la que padres preocupados relatan las dificultades que atraviesan sus hijos en el camino de apropiación de la lengua, intentos fallidos de objetividad en la descripción de fracasos, palabras que hablan desde tiempo atrás, desde la subjetividad que anima su actualidad como padres.
Estos textos, como cualquier discurso, sirven a las mas diversas causas. Durante mi formación profesional la primer propuesta que pude escuchar provino de uno de los puntos de vista mas influyentes en el ámbito fonoaudiológico. Para la entrevista inicial se aconsejaba utilizar una anamnésis, "una recolección de los datos que deben considerarse en el conocimiento del niño y sus dificultades".
Se proponía un "interrogatorio de los familiares del niño y, muy particularmente, de la madre". Había que "saber interrogar a la principal testigo del proceso del desarrollo del niño: indagar sobre cada etapa, no sugerir respuestas, ni influenciar a las madres". "Un interrogatorio paciente y cuidadoso termina por obtener las referencias precisas de los datos objetivos que son necesarios para comprender las características actuales del niño".(1)
Es evidente la necesidad de hacer intervenir factores que incidieron en los diferentes estadios del desarrollo para realizar un estudio del lenguaje, no es posible encerrar el conocimiento de un paciente en el tiempo inmediato. La posición que el niño ha ido adoptando con respecto a la lengua en las diferentes etapas de la adquisición nos hablará de las deformaciones o sustituciones a que las somete actualmente o nos guiará en el conocimiento de las causas de su silencio.
Sin embargo, resulta paradójico que quienes trabajamos con el lenguaje encaremos una búsqueda objetiva de la realidad más allá de él. Es curioso que intentemos reducir a una función informativa enunciados que no pueden ser neutrales. Lo que la madre nos refiere durante la entrevista es una versión, un relato, ella no puede hablar como "testigo del proceso de desarrollo del niño" ya que desde su función materna fué implicada en el mismo, fué posicionada brindando lenguaje.
A la vez, es necesario tener en cuenta que la instancia de la consulta está marcada por un clima muy particular, las circunstancias en que se desarrolla la entrevista determinan un momento expresivo de gran singularidad: nos encontramos con padres preocupados que traen un niño expectante, temeroso, a la espera de un veredicto. Personas que en el reconocimiento y la comprensión de su hijo han experimentado una ruptura, un hueco que los angustia y que motiva la consulta. Acarrean el eco de las palabras del pediatra, del neurólogo, de la maestra o de la abuela. En fin, de todo aquello que se ha dicho respecto al síntoma. Se dirigen a alguien que deseándolo o no ocupa un lugar en su fantasía, un "Doctor" que podrá mostrarles el camino del hablar bien.
Desde esta urgencia somos interpelados, se nos pide una clasificación, una receta. Nos encontramos en una situación vertiginosa que implica riesgos ya que lo imperativo de la demanda, dirigida a nuestro saber efectivo sobre los procesos neurofisiológicos, puede inducirnos a adoptar una posición apresurada con respecto a aquello que no sabemos: el decir de los padres con respecto al niño. El afán diagnóstico puede llevarnos a interrogar, a recolectar datos, puede ubicarnos allí donde no podremos operar.
Es importante reconocer que el discurso de los padres adquirirá significancia sólo si lo comprendemos dentro de un campo de lenguaje. Estamos en presencia de una historia verbal, cargada de sentido mas que de referencias precisas, marcada por hechos susceptibles de interpretación, enunciados que implican un punto de vista.
Orientándonos de esta manera y encarando desde un modelo dialógico la consulta fonoaudiológica podremos operar a partir de las primeras palabras que los padres nos exponen. "Venimos con Leonardo, tenemos problemas para hablar", me dijo una mamá al comenzar la entrevista inicial. Es posible reconocer en esta frase un carácter alusivo, la madre supone que el terapeuta sabe que el que habla mal es el niño, introduce una complicidad que escapa al enunciado mismo. A su vez trata de aliviar la situación de Leonardo, lo acompaña, intenta unirse a él en la dificultad.
Sin embargo, al abrir el diálogo y repreguntar sobre este enunciado, reconociendo voces que indicaban otro sentido, pudo desplegarse algo limitante, amenazante, en relación a este síntoma de lenguaje y la angustia materna. Evitando preguntas prefijadas y favoreciendo la charla fué posible esclarecer una cierta estructura familiar en la que nadie podía hablar y en la que Leonardo estaba incluído.
Cuando logramos abandonar formularios preconcebidos e intervenciones objetivantes y prestamos atención suficiente a aquellas palabras que nos hablan del niño, cuando nos proponemos atenuar el dramatismo del diagnóstico y favorecemos el diálogo con los padres, entonces estamos en condiciones de preguntarnos acerca de nuestra posición ante el pedido de ayuda. Escuchando el discurso paterno más allá del síntoma, podremos descifrar aspectos de la función parental que permiten, sostienen o interfieren la adquisición de la lengua.
Claro que deberemos reconocer en el lenguaje múltiples posibilidades de articulaciones generadoras de sentido que exceden al proceso de decodificación y sumergirnos en un campo de discurso en el que juegan lo simbólico, la imaginación, la fantasía y donde emerge aquello de lo que no podemos dar cuenta.
Pero en este texto no intento analizar el lenguaje, sólo me interesa proponer un intercambio de opinión acerca de las distintas intervenciones que admiten los primeros encuentros del Fonoaudiólogo con un niño y sus padres. Al respecto creo que, así como consideramos aspectos orgánico-funcionales, culturales y pulsionales en el estudio diagnóstico; es fundamental que como terapeutas del lenguaje valorizemos correctamente lo que nos brinda la palabra parental en el conocimiento de un niño.

(2).- Azcoaga y Otros. "Los Retardos del Lenguaje en el Niño".

jueves, 4 de marzo de 2010

Ficción y realidad

Observo en las imágenes de la película profesionales que hablan.
Al momento del diagnóstico uno dice: "no escucha". Y otro concluye: "Es como ver un computador que está configurado diferente". Y otro: "su hijo es muy hipersensible". Otro: "su hijo está un poco tenso, ¿como su madre?"
Soluciones: "le daremos estas píldoras", "nosotros siempre podemos hacer más investigaciones".
Conclusiones: "Podría ser el síndrome de Asperger, autismo"...
Y el niño:..., Ben, observa, escucha...
Y la mamá dice: "en un debido momento recibes un sello: Autismo". "Para mi es Ben, Ben.."
Enunciados que nos resuenan porque los escuchamos a diario en nuestra práctica.
"Vayan leyendo sobre autismo" le dijo un neurólogo a los padres de un paciente mio.
"Es TGD" escucharon otros padres.
Cabría preguntarnos adónde van las palabras. Las palabras que tienen poder. Dónde caen nuestras palabras.